martes, 15 de marzo de 2011

ARTES CIRCENSES


Durante los viajes, debes ir en muchas más ocasiones a baños públicos que cuando estás en tu ciudad natal. Es obvio, en tu ciudad puedes decidir esperarte un poco porque sabes que ya te diriges a tu casa, porque vuelves para comer en tu casa, etc. 

Pero de viaje hay que aprovechar cuando se hace un parón (en un restaurante, a tomar un café, etc) para ir al baño, porque sabes que luego volverás a andar hasta que las piernas y los pies queden sin sentido. 

Os diré que tengo muchas agujetas. Y no es de andar, y no me he vuelto loca ni hago un cambio de tema radical. Tengo agujetas de ir a los lavabos. Cuando entro en un baño público aguanto la respiración, poco a poco voy relajándome, pero el mal olor a ácido úrico (pipí) me vuelve a dejar sin respiración... Papeles por el suelo, gente que orina fuera de la taza, restos de los que no tiran de la cadena, y cosas peores que no pienso poner porque son realmente desagradables. 

Pues bien, entre esta jungla de mal olor, suciedad y repugnancia me veo envuelta cada vez que voy a un baño público. Y me cuesta mucho entender cómo pueden ensuciarlo tanto... A parte está la pulcritud y la limpieza que realice el local, que algunos parece que pasan de ese pequeño cuarto...

Con los años he desarrollado una capacidad para las acrobacias que es un espectáculo: las artes circenses son una necesidad que hay que desarrollar poco a poco. Si alguien me viera, dentro de un baño miccionando, pensarían que soy una artista del Cirque du Soleil. Debo realizar posturas de lo más curiosas y siempre sin tocar nada de lo que esta a mi alrededor...

Imaginaos la situación: postura de cuclillas, sin tocar las paredes, ni la taza, con el abrigo, con el bolso sujetado por mis dientes, preparada con mi cleanex (no cogeré papel del baño, a ver si se ha caído al suelo...); a veces aguantando la puerta con un pie porque no funciona el cerrojo... Vamos, que el Twister, el juego aquel de los topos de colores, es cosa de niños comparado con ir al baño. Total, que al final las piernas no aguantan y empiezas a temblar... Así no hay quien se concentre...

Creo que de niñas, a todas nos han enseñado que nunca debemos tocar la taza ni apoyarnos en ella. Nuestras mamás limpiaban el retrete con papel y luego o bien nos cogían a peso para poder hacer el pipí o bien nos hacían una super protección a base de tiras de papel. Con los años, o bien hacemos exactamente lo mismo o desarrollamos técnicas circenses para no coger quien sabe qué infección...

Pero el problema básico es lo guarras que llegan a ser algunas mujeres o chicas. ¿Cómo se puede dejar un baño en ese estado? No es tan complicado e realidad... Me compadezco del que lo limpia y a veces  me avergüenzo del género femenino por ser tan sucio... Así que mientras no cambie esto, todas deberíamos hacer unos pequeños cursos de equilibrismo para poder ir al baño sin que ello parezca un espectáculo de circo.

Pero alguien muy astuto, ha encontrado una solución y un negocio a este problema: se llama p-mate o Go Girl. Todo un invento. Como veis en la foto, este sencillo aparato permite a las mujeres ir al baño de pie. No lo he probado, pero debe ser divertido (y con menos riesgos de coger cualquier infección) eso de sentirse un hombre...

¿Alguien lo ha probado? ¿Funciona bien? Ya me contaréis...








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