La semana pasada nos encontramos por la calle con unos amigos que hacía tiempo que no veíamos. Tuvimos una alegría, nos saludamos, nos preguntamos qué tal la vida, dijimos aquello de "tenemos que ir a cenar algún día" y esas cosas. El caso es que él, tiene una manía que me pone de los nervios: cuando te habla se acerca mucho a tu cara.

Es que no lo puedo evitar. Se ponen a dos dedos de tu cara y siguen hablando. Y tu, en lugar de atender a la conversación, estás más pendiente de alejarte. Y claro, me estresan... Tampoco hay una distancia exacta a la que uno deba estar, pero ese complejo de perro yo no lo soporto. Es como si necesitaran acercar los hocicos para oler...
Os lo tomaréis a cachondeo, pero incluso un día, con una de de estas persona que te hablan a dos dedos me pasó un accidente. Yo iba retrocediendo poco a poco, y él venga a acercarse. Evidentemente, cuando llevas 10 minutos hablando, la posición inicial queda un poco lejos. No tuve en cuenta lo que había atrás: había una escalón. Y cómo si de un precipicio se tratara me caí. A parte de hacer el ridículo en medio de la calle, encima tienes que excusarte como si fueras una torpe cuando en realidad lo que pasa es que por su culpa me he visto obligada a caerme... Ahora antes de moverme miro a mi alrededor, porque podría pasar algo peor que caerme de un escalón...
Luego está el tocón. Aquella persona que te va tocando cuando hablas. ¡Uf! Qué pesadez... Una mano en el hombro, luego en el brazo, un golpecito... Vale, ya lo sé, buscan complicidad en sus frases o en su discurso. Oye, ¿no pueden buscar esa complicidad con una palabra? Tanto golpecito (que acostumbra a ser en el mismo sitio) al final acabas con un moretón o con la zona enrojecida.

Pero hablando en serio, no sé cómo hacer para que no se acerquen a dos centímetros de mi cara o para que no me den golpecitos. No he encontrado la solución... ¿Alguien me puede dar un remedio por favor?
Si a mi tambien me pasa eso con un amigo grrrr
ResponderEliminar