domingo, 17 de abril de 2011

RATATOUILLE



Horror, miedo, asco, inseguridad, gritos,... Todo eso y más me sobrevino al descubrir que tenemos un pequeño intruso en la despensa: SÍ, HAY UN RATÓN!!!!

Os cuento: Estaba yo con la chica del hogar, Ming, ordenando la despensa de la casa del campo, cuando descubro un paquete de pan rallado con un agujerito. Ella me dice: "Cucarachas?" Y yo le contesto que cómo van a ser cucarachas, que no puede ser. Que seguro que hemos roto el paquete sin darnos cuenta. 

Pero acto seguido, ella me trae un paquete de galletas, con un SÚPER AGUJERO y con unas cuantas galletas menos. Horror. No hay duda. Algún animal está detrás... Pero ese agujero no lo puede haber hecho una simple cucaracha y ella me dice: "Ratón". Me la miro, vuelvo a mirar el paquete y reacciono corriendo hacia el interior de la casa y gritando como una loca. No, no me puse encima de una silla... Pero seguro que si hubiera aparecido lo hubiera hecho... ¡Imagina que me sale el ratón ordenando! Qué asco...


Total que mi príncipe alarmado me pregunta que qué está pasando y le enseño la prueba del delito. No hay duda, tenemos un ratón. ¿Pero qué está haciendo ese intruso en casa? Es más, ¿por qué el perro no lo detecta? A mi me vendieron que era un perro cazador... Me acerco al perro y le pregunto que por qué no hace algo para solucionarlo, pero él me sigue mirando con cara de déficit y lo único que hace es ladear la cabeza... Resultará que el ratón es listo, muy listo...

Me altero... No podíamos esperar cruzados de brazos, y ya eran pasadas las 20h, así que no hay tiendas abiertas, porque estamos en un pueblo, ¡y en los pueblos no hay nada si tienes una urgencia! Como era el caso... Así que me fui haciendo a la idea: Habría que pasar la noche con el ratón en casa... 

Por si a caso, le dije a la chica que sacara tooodas las cosas comestibles de la despensa. Así que ahora tenemos la cocina que parece un supermercado. Lo que sea para que no vuelva: a lo mejor ahora cuando vuelve ve que no hay comida y se larga... O decide entrar!!! Que desastre... Me cuesta pasar por allí, pero para ir al garaje no hay más opciones...

Así que a la mañana siguiente fuimos directos a comprar trampas para los ratones. Pero, ¿Dónde se compran las trampas? No me lo había preguntado nunca... ¿En una tienda de animales? ¿En una ferretería?  Suerte que mi Príncipe sabía dónde ir... Fuimos a una cooperativa, donde vendían material de campo y otras cosas muy curiosas y monas. Y lo que he aprendido; resulta que hay varios modelos de trampas cazaratones: la clásica del Tom y Jerry, otras un poco raras, de plástico, modernas, etc. Un lío esto de escoger una... Así que nos llevamos 4... Mejor prepararse bien, que procrean muy rápido.

Así que hemos puesto trampas por todos lados, por si las moscas. Pero os tengo que confesar que tengo dos sentimientos que se me cruzan: por un lado, estoy muerta de miedo de que aparezca el ratón, y no quiero ni pensar en cuando lo encontremos. Yo no lo pienso sacar. Y voy por la casa mirando por los rincones, y si estoy sentada levanto las piernas... por si a caso.

Pero por otro lado, me lo imagino allí, indefenso, bonito, como Ratatouille, sólo con voluntad de aprender de nuevos aromas, un gourmet frustrado en la despensa... Y me siento muy mal, porque me siento una asesina. Le estoy cogiendo cariño y todo al ratón...

Pero lo siento Ratatouille, no puedo seguir así: aquí no podemos vivir más gente. El puesto de animal de compañía está ocupado. Ya os contaré como termina el suceso del ratón...


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