lunes, 25 de abril de 2011

CONSECUENCIAS


Ayer fuimos a cenar con mi príncipe. Disfrute mucho, como siempre, porque la verdad es que  nos ponemos a hablar y no paramos. 

Comimos de maravilla un pescado a la plancha y un buen vino blanco. Al final decidimos ir a tomar una copa a un local al que hacía tiempo al que no íbamos, de hecho, no íbamos desde que no se puede fumar.

Estaba lleno hasta los topes. Pero lo que más me sorprendió era que ya no se olía el tabaco como antes. Y pensé que en el fondo, está bien; no me olería el pelo a tabaco cuando salgamos de aquí. Pero es mucho peor, porque no olía a tabaco, olía a sudado, a humanidad que digo yo. 

Pues que queréis que os diga: prefería el olor a tabaco que el olor a cuerpo. Una consecuencia más de la ley antitabaco: antes no sabías tan descaradamente si la gente es una guarra o no. Ahora lo notas... ¡Qué asco me dio! Pues ahora yo propongo una zona para gente que huele mal y otra para los que huelen bien... Porque me ofende el olor... Generaremos un oficio más y bajaremos el paro: el clasificador. Este personaje deberá estar en la puerta y ser el encargado de decidir si uno huele bien o mal. Como un portero de la discoteca, pero con otra función. 

Los radicalistas antitabaco me dirán que no es lo mismo porque el olor a sudado no perjudica la salud. Lo sé, pero como siempre les digo, si no queréis que el aire que respiráis os perjudique la salud, iros al campo. Es un poco surrealista pretender que en una ciudad los pulmones estén limpios, es lo que hay. O podéis empezar una cruzada y pedir que cierren fábricas, prohibir el diésel (que contamina mucho más que la gasolina queridos amigos) y otras muchas cosas. 

Y de paso, haced una ley para prohibir los donuts y la bollería industrial, que perjudican la salud y al estado le cuesta muchos euros pagar los problemas de obesidad y de colesterol por esa gente que no controla sus hábitos alimenticios. 

Total, que ayer acabamos en la terraza del local; con los fumadores. Porque al menos, ahí no se olía el olor de cuerpo... Un par de copas después, con la nariz un poco más aturdida, bailamos un ratito y nos fuimos a casa... 


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