viernes, 13 de enero de 2012

CUENTO DE NAVIDAD: Capítulo 6. Nochebuena

CLAUDIA empezaba a ponerse nerviosa. Debía decidir alguna cosa ya. Cogió una libreta. Hizo dos columnas en un lado escribiría los pros y en el otro los contras. Menuda tontería, rompió el papel y se volvió a mirar la entrada. ¡Qué narices! ¿Ahora se dejaría influir por los comentarios de su amiga? No señor. Haría lo que le apeteciera. Y quería ir. Así que cogió el abrigo, el bolso y se fue.

Llegó 3 minutos antes del inicio de la película. Entró y la sala ya estaba a oscuras. Sólo había unas 8 personas en el cine, pero no era capaz de ver si Adrián estaba por allí... Perfecto, ahora parecía una idiota de pie buscando y molestando a los que ya estaban sentados... Alguien encendió el teléfono por lo que un punto de luz llamó la atención de Claudia. Era Adrián, sin ninguna duda. ¡Localizado! Se dirigió hacia allí, la última fila como no... Se sentó a su lado y le dijo:

- Hola, gracias por el punto de luz, no te hubiera encontrado...
- Un placer.

Los créditos de la película empezaron. Y Adrián también empezó. Le puso la mano en la rodilla y subió lentamente, deslizando el vestido y descubriendo su pierna. Adrián le susurró al oido: "veo que no llevas nada... eso significa que debo devolverte lo que te he robado antes..." y siguió. Claudia suspiraba intentando no hacer ningún ruido. Adrián no paró hasta que Claudia tuvo un orgasmo silencioso. Luego le dio un beso y la cogió de la mano. Claudia estaba gratamente sorprendida... Le puso la mano encima de los pantalones y pudo notar la excitación de Adrián. Pero el le sacó la mano "esto era sólo para ti" susurró y giró la cabeza para ver la película. 

Claudia no podía concentrarse. ¿De qué iba la película? No tenía ni idea... No le interesaba lo más mínimo... Una vez recompuesta un poco le susurró al oído: "¿Nos interesa esta película?" Adrián sonrió y le dijo "No, lo más mínimo. ¿Nos vamos?" y Claudia cogió su bolso directamente en señal de afirmación. 

Una vez salieron fuera de la sala, se abalanzó sobre él y le dio un beso largo y pasional. Quería seguir con ese torrente de fuego en el que se sentía. Adrián la miró. La pasión y el deseo se veían en sus ojos. "Qué atractivo que es" pensó Claudia. La cogió de la mano y empezaron a andar. No había nadie en los pasillos del cine. Claro, en medio de una sesión... Entraron en el baño de señoras, los dos. Se metieron en una cabina e lo hicieron sin pudor, sin manías. Claudia no pudo reprimir un gemido y Adrián le dio un beso al momento para silenciar el ruido. Genial. No se arrepentía lo más mínimo de haber ido a la cita...

Fueron a cenar alguna cosa. Durante la cena, Claudia le preguntó:

- No sé nada sobre ti... 
- Eso no es verdad... sabes mucho más que todos los que están en este restaurante... Y sabes que soy un empresario aburrido. 
- Sí, pero no sé nada en concreto. ¿No quieres contar nada por algún motivo? Ay Dios... ¿Estás casado, verdad? - Adrián se puso a reír - no me hace gracia... ¿Estás casado? ¿Es eso?
- No, no estoy casado. No me importa que lo sepas. Sencillamente son temas aburridos. Pero si quieres te lo cuento.
- Pues sí, me gustaría. Tu sabes dónde vivo, dónde trabajo, lo has visto todo. Y yo no sé nada ni he visto nada.
- Ok, me dedico a invertir en negocios. Voy por mi cuenta. Pongo un poco de dinero aquí y allá y espero resultados. Analizo las propuestas, riesgos, etc. Aburrido. Ya te lo he dicho... Es sólo dinero. A veces también me involucro en temas artísticos. 
- ¿Quieres decir que a veces haces de mecenas? 
- Podríamos llamarlo así, sí. 
- Eso no es nada aburrido. Es genial. 
- Ya pero no es lo habitual. ¿Más satisfecha?
- Sí... no te lo tomes a mal... es que me gustas y quiero saber más de ti.
- No me lo tomo mal. Tranquila. Supongo que a veces soy muy cerrado. Soy un poco solitario, lo sé.
- Eso a mi me gusta. No tienes horarios fijos, no tienes cadenas, eres libre. Es envidiable.
- Estoy encadenado a ti. Eres mi droga... 
- ¿Que vas a hacer por nochebuena? ¿Y las Navidades? En fin, me refiero a las fiestas. Mañana es día 24 y la gente suele tener plan.
- Nada. No tengo planes. ¿Y tu?
- No, yo no tengo planes tampoco. Mis padres  murieron en un accidente de coche cuando tenía 16 años.
- Lo siento.
- No pasa nada. ¿Y tu familia?
- Mis padres siempre han estado divorciados. Mi madre murió hace un par de años y mi padre no se sabe bien dónde está nunca. Va dando vueltas por el mundo des de hace unos diez años. Vive bien...
- Como tu...
- Sí. Supongo que nos llamaremos para felicitarnos las Navidades y ya está. 
- ¿Quieres que las pasemos juntos? Si no te apetece no pasa nada, entiendo que...
- Claudia - la interrumpió - me parece muy bien. Te pasaré a buscar por tu casa mañana a las nueve, va bien?
- Si puede ser un poco más tarde mejor. Mañana alargo el cierre de la tienda un poco. Al menos hasta que veo que hay clientes. Y debo estar allí. Lo siento...
- No te disculpes tanto, es normal. Haremos una cosa: te paso a buscar por la tienda. Me llamas cuando estés lista y vendré. 
- Pero tendré que ducharme y arreglarme porque después de trabajar...
- ¿Quieres no estresarte por todo? No estamos obligados a ir a ningún sitio... Déjate llevar más... 
- Ok, ok... Me lo tomaré con calma...

Brindaron y se fueron cada uno a su casa. En casa Claudia pensó que le hubiera gustado dormir con él. Pero no quería agobiar y debía estar fresca para el día de mañana. Se durmió al momento, entre recuerdos de un cine y un baño...

El día pasó muy rápido. La verdad es que fue sorprendentemente bien y se vendieron bastantes bolsos. Había conseguido su objetivo y eso la hacía feliz. Había valido la pena tanto esfuerzo y ese local estaba en el sitio perfecto. A las ocho le dijo a la chica que se fuera a casa que ya se ocupaba ella. Y por fin, a las nueve decidió bajar la persiana. Lo llamó y le dijo: "en 20 minutos estaré lista, debo cuadrar la caja y ya está."

Adrián apareció puntual con un casco en la mano. Se saludaron y se dieron un beso. 

- Necesito desconectar de bolsos y de la tienda ya. Aunque ha ido muy bien, ahora quiero olvidarme de todo. Como lo hacemos, ¿pasamos por mi casa y así me ducho y me arreglo? Quería coger un vestido y tenerlo preparado aquí, pero se me ha olvidado y ....
- Schhhh... - la interrumpió Adrián- tranquilidad. Estás acelerada. Sube que nos vamos. 
- Es que tu siempre con esta calma... ¿Das un poco de rabia, sabes?

Y arrancó la moto. Claudia lo cogia por detrás. Se acordaba de aquella primera noche en la que Adrián le daba un poco de miedo. Y ahora, agarrada a él, con los ojos cerrados y disfrutando del frío que le despejaba la mente. Ese hombre era un bálsamo y le daba tranquilidad. Abrió los ojos cuando Adrián paró la moto. Estaban delante del hotel de 5 estrellas.

- Adrián... Voy hecha un desastre. ¿Tienes una habitación permanente en este hotel o vives en él? - sonrió Claudia- me encanta este hotel, pero no hacía falta.
- Necesitas desconectar, ¿no? En tu casa no desconectarás.
- Sí pero... No tengo nada aquí...
- Anda vamos. ¿Confías en mi?

Claudia asintió la cabeza. Claro que sí, pensó que cada vez que le hacía esa pregunta alguna cosa maravillosa pasaba, así que... Había que dejarse cuidar. Fueron a recepción y le dieron las llaves directamente, con un "Buenas Noches Sr." Y fueron a la misma habitación.

Claudia observó una caja grande y blanca encima de la cama. 

- Abre la caja, es para ti. Es mi regalo de Nochebuena. 
- Adrián... No hacía falta... ¡Pero esta vez no me has pillado desprevenida! - Sacó un paquetito del bolso y se lo dió. - ¡Feliz Navidad! 
- Eres fantástica.
- ¡Tu más! Me encantan las sorpresas y abrir regalos... - Destapó la caja y dentro había un vestido negro de Channel y otra caja más pequeña que contenían unos zapatos también de Channel. - Adrián, no puedo aceptarlo... Es demasiado...
- Claudia, póntelo. Estarás preciosa. No me hagas el feo de no aceptar este regalo... 
- Bueno... - la verdad es que era un vestido muy elegante y sexy. Era un little black dress, con un escote en V y lo más espectacular de todo, una espalda descubierta hasta el infinito. - la verdad es que me encanta. Abre tu regalo ahora...
- Ok. - Adrián abrio el paquete y descubrió su sorpresa: un billetero. - Es muy bonito y suave.
- Lo he hecho yo. Es el mismo tamaño que el que llevas, por comodidad. Y es la piel de mi bolso que te gustó tanto. He puesto tu nombre dentro, muy discreto pero está. Y no he puesto el logo de la marca...
- Mal hecho, quiero que lo pongas. Estaré encantado de llevar un diseño exclusivo tuyo. Mira mientras te cambias voy a poner mis cosas en este billetero. Me gusta mucho. Muchas gracias. Hacía mucho tiempo que nadie me hacía un regalo.

Claudia cogió el vestido y se fue al baño sonriente; había clavado el regalo. De camino al baño Adrián le dijo: "por cierto, todos los complementos que puedas necesitas los encontrarás en el baño."¿Que había dicho? No podía ser cierto... Tenía curiosidad por ver que consideraba Adrián los complementos. Había una caja de mimbre gris, y dentro había un cepillo de dientes nuevo, pasta de dientes, un cepillo, medias negras, medias crudas, un cofre de maquillaje de MAC, un tónico... En fin... Increíble. Detalles y más detalles... No se lo podía creer. Se duchó un poco apresurada, se secó el pelo, se pudo medias, el vestido y los zapatos. Como un guante... O era muy observador o tenía mucha experiencia con chicas y ya no fallaba. Le encantaba el vestido. Se miró al espejo. Y por un momento se sintió extraña. 

Salió del baño. Adrián estaba allí, vestido con un smoquing, muy guapo. Tomando una copa sentado y esperando. 

- Estás preciosa. Mucho más de lo que lo estabas en mi imaginación... 
- Tu estás espectacular... qué elegante. ¿Donde vamos? Porque a las horas a las que llegaremos... No sé yo...
- Hoy hay una cena de gala en el hotel. Tenemos una mesa para los dos. ¿Me acompaña señorita? 
- Encantada.

Esperando el ascensor Adrián le dijo:

- Claudia gírate un momento que creo que tienes un descosido aquí, déjame ver por favor.
- Claro - esperaba que no se hubiera enganchado con nada.

De pronto Adrián le pasó las dos manos por encima la cabeza y le colocó un collar lleno de brillantes. Estaba frío y se estremeció. Se abrieron las puertas del ascensor y pudo ver el el reflejo la imagen del collar en el cuello. Era precioso.

- Buenas noches - dijo el botones - ¿Al comedor central?
- Sí por favor - dijo Adrián.- Te faltaba esto. 
- Adrián... - le pusó el dedo encima de los labios.
- Estás espectacular. 

Llegaron al comedor, había bastante gente. Al menos ella se esperaba menos mesas. Los acompañaron a la mesa y una vez solos y con un poco de xampán en las copas Adrián le dijo:

- Eres la más bonita de toda la sala. Soy la envidia de todos los presentes...
- Calla... Te has pasado con el collar. Ya te advierto que no lo voy a aceptar... Me encanta, eh? No me mal interpretes. Y es un placer llevarlo, pero me lo tomo como prestado.
- Ok, ok, no te enfades. Estás más guapa sonriendo. El collar es de la tienda de una muy buena amiga mía. Se lo devolveré... Brindemos: por unas navidades diferentes.
- Por unas navidades mágicas. Gracias por todo Adrián. Estoy en una nube.

Cenaron, rieron y bebieron. En un momento, un camarero se acercó a Adrián y le dijo a la oreja alguna cosa. Adrián se levantó y se disculpó un momento. Se quedó allí sola, sin Adrián. Se sentía insegura. Y no tenía ni teléfono para hacer alguna cosa... De pronto, se acercó un señor:

- Buenas noches, si me lo permite, le quería decir que es usted espectacular.
- Gracias - Claudia empezaba a sentirse muy incómoda.
- Me gustaría saber si puede aceptar mi tarjeta. Aquí tiene mi teléfono. Sé que puede resultar un poco agresivo, pero no he podido resistir perder la ocasión de decirle hola y expresarle mi admiración.
- Lo siento, pero no me interesa, he venido acompañada.
- No ha ni mirado la tarjeta... Créame que la trataría como una Diosa... Es usted un monumento.
- Señor, no quiero ser grosera, pero me está usted incomodando. - Levantó la cabeza y vio a Adrián a lo lejos que la miraba mientras venía para allá. Sólo faltaría que ahora hubiera un mal entendido. 
- No era mi intención. Le dejo la tarjeta aquí de todas formas. - y se fue.

Adrián se sentó y con una sonrisa le pidió disculpas por la ausencia. 

- Adrián este señor se ha acercado y no había manera que se fuera. No es que yo...
- Claudia, es normal. Eres preciosa. No se puede evitar que te quieran conocer. Yo también lo haría...
- Bueno, no quería que pensaras que yo...
- Insisto: te disculpas demasido. Eres un ángel.
- Mi padre me decía eso... 
- Tenía toda la razón. ¿Nos hacemos un jacuzzi en la habitación?
- Me encantará. 

Se metieron en el jacuzzi de la terraza. Se veía toda la ciudad. Pequeñas luces brillantes con movimiento se veían por todas partes. "Nos falta bebida". Adrián salió del jacuzzi. A Claudia le sorprendía la facilidad con la que se movía, no tenía verguenzas. Desnudo cogió el teléfono y llamó a recepción. Se volvió a meter. Al poco rato llamaron a la puerta y Adrián dijo adelante.

- ¡Nos van a ver! - dijo Claudia.
- No pasa nada. No se ve nada con las burbujas... Y saldrá de aquí pensando que ojalá fuera él quien estuviera en este jacuzzi contigo... 

Claudia miraba a otro lado por la verguenza. El camarero dejó al lado la botella y las copas y se fue. 

- Me gusta que te deseen. 
- ¿No tienes celos?
- No. Si estás conmigo es porque quieres. 
- Eso es verdad...
- Es más, me gustaría que te dijera delante mío que te desea.
- Bueno, eso ya es más incómodo. 
- Para mí no. 
- Nada pues llámalo y que venga...
- Lo haré.
- ¡Era una broma! ¡Qué vergüenza por favor!
- ¿Sabes lo qué le hubiera gustado hacer a ese camarero o al señor que te ha dejado su tarjeta? Le hubiera gustado empezar besándote, poder tocar tu piel, tus pechos, ir descubriendo cara rincón de tu cuerpo, como me gusta a mi.
- A ti sí te dejo...







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