lunes, 25 de julio de 2011

SITUACIÓN EMBARAZOSA

Ayer fuimos a cenar con unos amigos. En concreto éramos seis, dispuestos en una mesa rectangular, tres en cada lado.

Os cuento la disposición, porque es importante para que entendáis lo que pasó, no por otra cosa. Yo estaba sentada en medio de dos personas, en uno de los lados de la mesa. La cena transcurría bien, divertida, una conversación cambiante y simpática, etc. Todo bien.

Pero cuando llegamos a los postres, me traen una tarta gallega (que me encanta por cierto) que empiezo a comer tranquilamente. Las dos personas de mi lado (una a mi derecha y otra a la izquierda), empiezan a entablar una conversación. Y en ese momento, al coger un trozo de tarta me cae un pedacito dentro de mi camiseta... Entre los pechos, vamos. 

¡Es que me tenía que pasar en ese momento! Miro a derecha e izquierda. Por lo que veo no se han percatado de lo sucedido (o hacen ver que no). Seguidamente, y con disimulo, intento averiguar dónde se ha metido el trocito... Miro hacia abajo, vuelvo a mirar... No lo veo... Será posible... ¡Lo localizo! ¡Bien! Esta bastante abajo. No puedo meter la mano hasta ahí.

Ellos siguen hablando. ¿No se callaran? Y yo venga a mirar el trozo entre mis pechos... ¡Qué incomodidad, por favor! Y cuando levanto la cabeza, veo que la persona que está sentada frente a mi, se está descojonando de lo que me está pasando. Pero no un poco, está riendo y ya empieza a estar rojo de reír... Vale, lo ha visto todo... Ya no hay remedio, la risas generales están al caer.

Dos segundo más tarde otro comensal pregunta: "¿Qué ha pasado?" Y me río, claro está. Eso ya no tiene solución. No hace falta darle más vueltas... Aun así, no quiero meter la mano ahí descaradamente, es feo y de mala educación. Y los otros dos que siguen hablando... Y por fin llega el momento que nadie me ve... disimuladamente, pongo la mano y saco el pequeño trozo de pastel. Levanto la cabeza toda digna y... El camarero me está mirando. Le dedico una sonrisa y me la devuelve.

Mejor no hablar de este tema más... Lo que ahora estoy pensando es: ¿Por qué no se ocurrió, en lugar de estar tan incómoda y venga a mirar si podía hacer la maniobra, de disculparme e ir al baño un momentito? De verdad, a veces se me para la cabeza...

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