sábado, 4 de diciembre de 2010

ESTAMOS RODEADOS DE FANTASMAS


No, no se trata de un post sobre el más allá. Este es un post dedicado a esos seres que nos rodean que nos cuentan sus grandezas, sus importantes contactos, sus “amigos” famosos y sus pertenencias.

Denominado comúnmente como fantasma, este espécimen suele agradarle hablar largas horas rodeado de sus amigos para poder contar su vida. Entre otras cosas, ama imitar al pavo real, pero en lugar de abrir todo su plumaje hace un cántico especial en el que según los expertos que han descifrado su lenguaje, explican lo que ellos creen méritos a sus compañeros.


¿Verdad que conocéis a algún elemento así? Y que cansinos que son… Estoy más que harta de oír proezas estúpidas, como aprovechan a la mínima para introducir a algún personaje conocido con la coletilla de “somos muy amigos”, me han dejado un Ferrari, fuimos invitados a tal sitio, fui a la gran casa en la costa brava de nosesabequién, etc.
Lo curioso de este individuo es que no le da vergüenza. Aprovecha la mínima ocasión para introducir sus historias, y a veces los hay que no son tan descarados, dejan pinceladas, suavemente, como si no se notara. ¿Crees que no se nota? ¡Si ya eres transparente!

Y luego hay otra lectura: no se quieren nada. Tener que hablar de ti pasando por lo que tienen, hacen o son los otros es muy penoso. Deja de exponer la vida de los otros (que luego en realidad es la mitad de lo que han contado) y habla realmente de ti, haz un esfurzo que tu puedes.

Conclusión: dime de lo que presumes y te diré de lo que careces. Unos pringados. Para realzar según que cosas hay que creerlas excepcionales y no comunes, no estar acostumbrado a vivirlas. Eso es lo que pasa. Lo que también sucede y no lo saben, es que en según que momentos están haciendo el ridículo más espantoso. Un ejemplo:

X es un personaje muy conocido públicamente. X es muy amigo mío. Un día, en una cena, el fantasma de turno dice: “porque X y yo somos amigos, nos conocimos hace un año y hablamos mucho, es una persona fantástica.” Y tras escuchar con pomposidad su gran relación con X, me calló y no digo nada. Luego, días después ves a X y le preguntas:
-Oye, ¿tú conoces al Sr. Fantasma?
A lo que X responde:
-¿Quién? No me suena para nada…

PATÉTICO.

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