miércoles, 30 de marzo de 2011

OJO CON EL OJO DE POLLO... (capítulo II)


Bien... No sé ni por dónde empezar... En primer lugar, decir que como prometí, ayer asistí a la cita.

A las 18.00 horas estaba frente a la puerta preparada para sacarme el dichoso ojo de pollo incrustado como un OKUPA en mi pie. Decidida a realizar el desalojo, ya me veía saliendo de allí y pudiéndome poner cualquiera de mis zapatos o botas excepto las UGG... Pero por otro lado, me atormentaba un poco la idea del dolor... ¿Por qué no me respondió claramente la mujer cuando le pregunté si me dolería?

En fin, entré, saludé y la mujer (que siempre es muy amable y amorosa) me dijo que pasara y que me acomodara en la camilla. Yo insistí:

- Pero, ¿me va ha doler?
- Tu tranquila, uuuy... Pero qué nerviosa vienes... Mira, ¡si estoy más que harta de sacarlos! Ahora yo te pongo el pie en remojo y ya verás que será un momento de  nada.
- Ya, ¿pero me dolerá?
- ¡Estás muy nerviosa! ¡Tranquilízate! 

Entonces yo pensé: "conclusión, me dolerá un montón. Porque la mujer no me lo quiere decir, será por alguna razón..." Total, me estiré, y puse los pies en remojo; yo hice caso de todo (de momento). Me puso unas burbujas en los pies con toda la buena intención para masajearlos mientras esperaba. El pie de las narices me molestaba de mala manera. El solo hecho de apoyarlo en los pequeños picos de "masaje" me hacía ver las estrellas. Debería haberme tomado una tila...

La mujer me daba conversación. Y yo dale que te pego, dándole a la cabecita. Soy incapaz de recordar qué hablamos. Sólo pensaba que me dolería... 

Pasaron 15 minutos. Llegó el momento. Me sacó los pies y me los secó, repitiéndome que me veía muy nerviosa y que me calmara, que sería un momentito... Y mientras me hablaba, se giró y cogió el "utensilio" para la extirpación del OKUPA. Y cuando volvió  a girarse vi que llevaba en las manos una especie de alicates de corte, como las que tiene mi príncipe en su súper caja de herramientas. 

- ¿Eso es para mi pie o estaba aquí porque has hecho algún empalme con un cable? ESO es lo que vas a utilizar?
- Por favor, pero que no te asustes, estás son las pequeñitas, tu tranquilízate, como estás de nerviosa!
- ¡¿Esas son las pequeñas?! ¡Pero eso me va a doler mucho! 

La mujer siguió con su intento de discurso tranquilizador (absolutamente inútil). Si antes tenía miedo, desde el momento que vi ESO ya estaba temblando y sudando: "¡Eso no puede ser para mi pie! ESO es enorme, peligroso, un material de obra, no para mis pies por favor... Ya vamos mal."

La mujer encendió su súper lupa iluminada y pretendió cogerme mi pie. Y digo pretendió porque a la que me cogió el pie, lo retiré. Os juro que fue un acto involuntario y reflejo. La mujer se quedó mirando perpleja detrás de la lupa y cuando la miré le vi esa cara deformada por la enorme lente y no pude evitar  echarme a reír.

- ¡Pero déjame! - insistía ella- Que ya verás que no es para tanto, estás tan nerviosa que tu te piensas que te va a doler más de lo que será. Sólo hago pim, pim, pim y ya está. Venga, déjame. Que ya verás que bien estarás cuando te lo saque.

Yo hice un pequeño esfuerzo de confianza y le entregué mi pie, avisándola antes que a lo  mejor sería buena idea sacar de allí el aparato masajeador con agua, por si a caso volviera a tener una reacción involuntaria con mi pie... Ella lo sacó mientras me insistía en la necesidad de que estuviera tranquila y que no moviera el pie... 

Y en un momento la mujer me cogió el pie y ¡zas!... ¡Pero qué dolor! ¡Me cortó con esas enormes alicates un trozo de piel! ¡AH! ¡Qué horror, qué molesto, qué agobio! Y venga a sudar y ella repitiendo el mismo discurso y yo que al final exploto: "Ves como duele! Por eso no me respondías... Yo necesito que me digan la verdad, y entonces me hago a la idea y vengo preparada. No me digas que no duele si duele. Y no me vale que se lo hagas a mucha gente porque también operan de columna a mucha gente y duele."

La mujer me calmó un poco y le volví a confiar mi pie. El dolor había bajado un poquito. Entonces otra vez... ¡zas! Retiré el pie como si fuera un potro dando una patada, le di a la lupa, casi me caigo de la camilla y me la miré: 

- No puedo. Ahí se queda el trozo de gallo este...
- Pero bueno, será esta la primera vez que no podré sacar un ojo de pollo. De verdad que es una pena ahora ya llevo dos cortes, ya sólo me falta un poco más y luego ya me acerco al medio y es un momento de nada arrancarlo. 
- ¿Arrancarlo? Si esto me ha dolido no me quiero ni imaginar qué pasará cuando llegues al centro. Ni hablar, lo siento mucho, de verdad. Déjame que me lo piense, que me mentalice, que me tomé tres tilas y un relajante muscular y ya te vuelvo a pedir hora. Ahora no puedo. No, no...
- Pero confía en mi, si te digo que tengo experiencia. Ves a un podólogo, ya verás que ahí te dolerá más. Te pondrán anestesia y el pinchazo será horroroso.

¿Anestesia? ¿Por qué no lo dice antes? ¿Algo que puede requerir anestesia y yo a lo bruto? Ni hablar, yo no soy tan valiente para estas cosas... Y miré mi pobre pie dolorido, que tiene dos cortes alrededor de ese maldito ojo OKUPA, ¡qué pena de pie!... Con lo bonito que es... Entonces la mujer me cuenta que a lo mejor se ha torcido por dentro y por eso duele tanto... Y yo me voy quedando blanca con sus explicaciones... ¡Que aquí se cuenta muy rápido, pero estuvimos una hora en total! Al final esto va a acabar muy mal, ya me lo veo...

Le pedí mil disculpas, pero me volví a poner las UGG y me largué. Cojeando más. Me fui derecha a la farmacia más cercana y le dije a la señorita si tenía alguna cosa para los ojos de gallo. Al final me dió unos parches. Cuando llegué a casa, a parte de ver a mi príncipe muriéndose de la risa de mi (porque ahora encima me duele más, como si pisara una chincheta), me puse el parche... En las instrucciones dice que me lo tengo que dejar de dos a tres días... Ya veremos lo que pasa... Ahora ya estoy sufriendo pensando en el momento que retire el parche...

Eso sí, si tengo que volver ahí o al podólogo me voy a tomar y beber lo que haga falta para no sentir nada... Qué manera de hacer el ridículo... 

martes, 29 de marzo de 2011

OJO CON EL OJO DE POLLO... (capítulo I)



Hoy he sido muy valiente y por fin he tomado una decisión.

Pero primero, os pongo en situación: hace un par de meses que me ha salido una cosa en la planta del pie. No es una verruga plantar ni tampoco un juanete, es lo que se llama un ojo de pollo.

Para empezar, ¿quién llamo a esto un ojo de pollo? Y por qué? De verdad que miro mi pie y miro una foto de un ojo de un pollo y no le veo las coincidencias... 

En fin, que en un principio pasé del tema: sentía como si me hubiera clavado algo en el pie, pero pensé que ya se pasaría, que seguro que me había clavado alguna cosa por culpa de mi manía de ir descalza. Al cabo de unos días, ya me dolía bastante cuando andaba, pero bueno, me permitía ponerme una serie de zapatos y botas.

En un mes ya sólo me podía poner unos zapatos: unas botas UGG que tengo (suerte que al menos tengo tres modelos diferentes...). Es una bota muy cómoda, pero en ciertas ocasiones, va a ser que no tocan... Y así llevo otro mes más... Pero claro, queridos amigos, la primavera se acerca y ya no es plan de ir con esas botas por la calle...

Pero no he ido al médico... Lo sé, no tiene explicación. Pero estoy segura que me harán mucho daño. A parte, ahora sé lo que es, pero durante mucho tiempo no estaba segura. Al final he descubierto que estas cosas son más habituales de lo que yo pensaba y que la gente tiene verrugas plantares, ojos de pollo, callos y juanetes. Pero como no vamos por el mundo contando el estado de nuestros pies, parece que cuando te pasa a ti, nadie sabrá ni de qué hablas.

Total, que desde hace unos 15 días me duele mucho a cada paso que doy o cuando estoy quieta... El solo roce con la mano ya me molesta. Y la semana pasada, me fui al centro de estética al que habitualmente voy y al ponerme de pie la mujer me preguntó qué me pasaba. Se lo conté. Y ella me dijo muy entusiasmada: "¡uy, eso lo quito yo! Aquí tengo mucha gente que me viene para que les saque esto. Eso no es nada, pero nada de nada. Tu ven cuando puedas y ya verás que saldrás de aquí andando como nueva. No puedes ir así, eso hay que sacarlo."

Así que me he decidido: mañana voy a que me saquen este ojo asqueroso que se ha instalado en mi pie. Pero voy a confesar: estoy muerta de miedo... Seguro que me duele mucho, la mujer no me respondió claramente cuando le pregunté si dolía; sólo me dijo que "será un momento". Y cuando no te contestan lo que has preguntado será por algo...

¿Y si lo anulo? ¿Podría esperar un poco a ver qué pasa? Estoy un poco dudosa... Mañana os contaré qué ha pasado. Iré, os prometo que iré.

lunes, 28 de marzo de 2011

Comportamientos



Situación: primera hora de la mañana. Consulta de un médico. Sala de espera: un matrimonio encantador de la tercera edad, un matrimonio con una niña de unos 4 años, una madre con su hija de unos 5 años, un matrimonio con un niño de 7 años, un hombre y servidora.

Me siento preferentemente, como hacemos todos, dónde vemos que al menos quedan un par de sillas vacías, para no incomodar ni molestar. Abro mi bolso y cojo mi Iphone para hacer un repaso a alguna de las aplicaciones para matar la espera.

Me distraigo con la fantástica intervención de la niña de 4 años que les pregunta a sus padres: ¿Cuándo lleguemos a casa podré jugar? y su padre les responde: "No." Y la niña, repito, encantadora le pregunta que por qué no y insiste aunque sus padres ya le han dicho que era una broma, que claro que podrá jugar, pero ella muy preocupada sigue argumentando a favor de poder jugar un rato.

Sigo mirando mi Iphone... ¡Uy! Un golpe en mi espalda... qué raro, detrás mío sólo hay pared... Me giro, la otra niña se está dedicando a pasar por detrás de los asientos a riesgo de engancharse el cuello que le queda a la altura del final del respaldo. Me reincorporo, a ver si a la pobre niña le pasa algo. Su madre se percata, pero está hablando por teléfono y sencillamente le dice: "Cariño, no pases por ahí." Pero la conversación telefónica le resulta más interesante o más urgente aunque a juzgar por las risas y el tono, no es algo de importancia. La niña dale que te pego con pasar y volver a pasar.

Me empieza a temblar el ojo izquierdo... ¿Es que no pueden enseñar a sus hijos a estar quietecitos? O al menos a no pasar por detrás de las sillas. ¡Es peligroso, es que se puede hacer daño! Y aún quedaré yo como una insensible versus a los niños... Ni hablar, no estoy de acuerdo. Me gustan los niños, me encantan. Me gusta desmadrarme con ellos, pero hay cosas que no tocan. Esta madre, debería de observar con atención lo que hace su hija. Primero porque podría hacerse daño, y segundo porque molesta a la gente.

La prueba está en que esa encantadora pareja de ancianos que estaban ahí, cuando se levantaron porque los llamó el médico, fueron literalmente atropellados por la niñita asesina que seguía corriendo sin control.

Pero lo más sorprendente del tema, es el padre que está con su hijo. El niño se comporta perfectamente. Está tranquilo. Pero el padre está histérico. No para de mover su pierna, y como yo estoy a su lado, me veo zarandeada sin descanso por el interminable movimiento de su padre. Que pesadez por favor, que tio tan cansino. Lo miro, no se da cuenta. Pasa un rato. Me digo: ya parará. No para.

"Quieres para de una vez de moverte? Nos estás moviendo a todos! ¿¿¿No te das cuenta??? Me estás poniedo histérica." Eso lo pensé, pero no lo dije...

Me levanto y me cambio de sitio. ¿Cómo puede ser que el padre sea peor que el hijo? No siempre uno aprende de sus padres, a veces los padres deberían aprender de sus hijos... Y situaciones de estas veo cada día. Es como cuando al cruzar la calle los adultos con el carrito del niño asoman su cabeza con el carrito del niño delante, es decir, sacan el carro del niño primero. ¿Entonces qué miran? Si sacan el carro primero, si viene un coche se lo llevará por delante! 

De verdad que hay cosas que no entiendo... 

domingo, 27 de marzo de 2011

TELECOMERCIALES

No sé a qué hora soléis ir a dormir. A mi me cuesta mucho conseguir ir a la cama temprano, soy una ave nocturna. 

Por la noche veo una película, leo, escribo, etc. Y a veces pongo la tele sólo para hacer una ojeada (aunque habitualmente no hacen demasiadas cosas interesantes). Pero lo más triste es que llegados a una hora prácticamente todas las cadenas hacen información comercial o unos programas patéticos como concursos.

De verdad os digo que no entiendo cómo hay gente que llama a estas cosas... De alguna manera tiene que funcionar porque no me creo que eso sea en directo. No es posible... Antes siempre teníamos esos anuncios de la tienda en casa o similar que te muestran las fantásticas propiedades de un objeto o máquina con un video cutre en el que nos intentan convencer que necesitamos ese aparato, porque la vida es mejor, más fácil con él. O sino aparecía un aparato para tener una figura maravillosa que sin hacer nada haría que nuestro cuerpo se volviera como el de un atleta. (¿Alguien se lo cree?)

Seguimos con esos anuncios, algunos hay. Pero desde hace un par de años han irrumpido unos programas de tipo Llama y gana, que aún son peor: una chica o un duo chico-chica nos presentan un dificilísimo concurso en el que nos podemos hacer millonarios con sólo una llamada. Sólo tienen una calificación: patéticos. La presentadora, que acostumbra a ir vestida como si estuviera en una discoteca, nos muestra una sopa de letras nivel niños y no para de insistir en que llamemos. 

Me da pena. Parece que esté sola porque a veces se pasan minutos sin que nadie llame y debe hacer un discurso largo y repetitivo para que la gente llame. También he visto que en algún programa sale una de las exconcursantes de Gran Hermano. Bueno, supongo que las consideran un reclamo... 

Pues a mi me dan pena. Se las ve colgadas, la mayoría no saben estar delante de la cámara. Supongo que saben que están ahí no precisamente por su profesionalidad... 

Luego hay la tercera opción: el tarot. A veces son piedras, cartas, o qué sé yo. Vamos, señoras que te adivinan el futuro. Pues yo pensaba que eso no era en directo. Pero el otro día presencié una llamada (la primera de la noche) en el que un tío acababa diciendo una barbaridad (que me hizo mucha gracia por cierto) y ella no sabía ni qué decir. Debe ser que es en directo, porque si estuviera preparado no hubieran puesto una llamada con tal obscenidades.

En definitiva: es una pena que pongan estos programas patéticos en la tele. Preferiría que pusieran reposiciones de películas o documentales de baja audiencia. Al menos señores de la tele, no hagan lo mismo que las otras todas. Sabemos que estos programas existen, pero no conozco a nadie que mire estas chicas más de 5 minutos... Pero debo ser yo que no lo entiendo, porque si están ahí, es porque hay audiencia...


sábado, 26 de marzo de 2011

UNA NIÑA TRAS LA PELOTA


El pasado fin de semana fui a ver un partido de fútbol de una liga infantil. Los niños tenían más o menos nueve años. 

¡Qué gracia tan delgaditos con esas piernas como alhambres! Me lo pasé genial. Esperaba ver uno de esos espectáculos divertidos en el que los padres se lían a insultar al árbitro (o entre ellos). Pero nada de nada, hubo un pequeño roce sin importancia... Otra vez será...

Pero también me encontré con una situación "incómoda". Estaba sentada en la grada, junto a otros visitantes y espectadores; madres, padres, abuelos, amigos, etc. Así que los comentarios eran constantes y sin conocerse demasiado comentaban las jugadas de los niños entre ellos. 

El tema es que en uno de los equipos había una niña. Sí, todo niños menos una niña. Y como no, la pobre ya creó tema en la grada. Parece mentira, que hoy en día se escuchen este tipo de comentarios: "Uy, pues no juega mal por ser niña." Y al cabo de un rato: "La niña lo hace bien, eh? Mira tú..." Y como estas, varias frases más... 

¿Y estos son los que están educando a las futuras generaciones? Queridas niñas, id olvidando vosotras también la palabra igualdad, porque tampoco la viviréis... Y aunque me pese, fue el género femenino propiamente las que más se extrañaron de ver a la niña allí. También algún hombre lo comentó, pero las mujeres eran las que más lo hablaban... No me entra en la cabecita... No solo eso, sinó que me repugna.

Luego verás a esas mismas mujeres ondeando una idea de igualdad con cualquier otro tema... Pero si son ellas mismas las que no son coherentes... Me parece patético. Es como un obrero de derechas o un multimillonario socialista... no encaja.

Yo tampoco soy de esas que defiende la igualdad en todo y en cualquier ámbito: creo que las mujeres y los hombres son diferentes (salta a la vista) y por ello hay cosas que se nos dan mejor a las mujeres y otras que se les dan mejor a los hombres. Admitámoslo, es así. Pero ello no quiere decir que una persona del otro género no sea igual de válida en un ámbito concreto. Lo que está claro es que el trato debe ser el mismo en cualquier ámbito.

Pero en este caso en concreto (que me voy de tema), si esa niña en lugar de llevar cola, hubiera llevado el pelo corto, nadie hubiera notado nada. Porque no tenía ningún signo de mujer todavía. Es patético que por llevar una cola ya la catalogaran de mala jugadora. 

En un momento en concreto la niña se paró a atarse la bamba porque el árbitro se lo ordenó. Y al volver a empezar la jugada, le dieron la pelota a ella (cosa mal hecha porque antes de parar el juego para que se atase las deportivas ella la había perdido). Y en ese momento un señor dijo: "Eso es discriminación positiva, porque es una niña le dan la pelota."

Hombre, pues tampoco. A lo mejor eres tu el que le ha dado un significado extra. A lo mejor si la misma situación hubiera pasado con un niño, hubieras dicho: "Como se nota que el árbitro es de su equipo". Y entonces sí, porque se notaba y porque antes de empezar el partido, el árbitro jugaba con esos niños y los conocía a todos por su nombre.

Como conclusión, quiero que quede claro que no frivolizo sobre este tema, al contrario, estoy diciendo que existe una desigualdad que no debería estar, porque las consecuencias a la larga pueden ser nefastas como vemos en nuestras sociedades.

jueves, 24 de marzo de 2011

SON PEQUEÑOS, NO IDIOTAS

Este fin de semana estuvimos en una comida de amigos. Hicimos carne a la brasa. Me encanta... 

Es un poco asqueroso dependiendo de lo que comas, pero obviamente ni se me ocurre cogerlo con las manos... En fin, al final fuimos muchas parejas, porque estos amigos decidieron juntar a mucha gente para celebrar que este año estrenan casa nueva y gozar un poco del sol de primavera.

Estuvo muy bien, había gente a la que no conocía y otra que sí. Entre todos, había tres parejas que vinieron con sus niños. Pero los niños eran pequeños. Había dos bebés de 8 meses más o menos y luego tres niños más de 2, 4 y 5 años. 

Y una vez más lo de siempre: ¿Por qué hablan a los niños pequeños como si fueran tontos? Es decir, no me refiero a la melodía de las frases. Eso está comprobado que cuando el bebé tiene pocos meses le llama la atención. O sea, normal. Pero cuando tiene un año y medio, dos o tres, por qué les siguen hablando como si fueran bebés? 

Y aún peor, ¿por qué limitan el aprendizaje de su lenguaje con denominaciones estúpidas a las cosas? La carne es carne, no chichi. Es como los Teletubis, que son la cosa más nefasta del mundo: cuatro muñecos hablando como idiotas. ¿Eso deben aprender? Y ellos dale: "ay gugugu tatataaaa".

La sopa es la sopa, no el suco. Y cuántos diminutivos por favor. El bañito, la sopita, la mantita, los zapatitos... ¡Estos niños van a crecer lentos! Y otro clásico: las mamás resoplando, pero luego se acerca el padre y lo coge y al pobre hombre le cae un chapuzón:

- No lo cojas así, que no es bueno.
- No le hagas reír ahora.
- No le digas esas cosas...
- Cuidado con la cabeza...

NO, NO,  NO,... El niño crecerá pensando mal... No entiendo nada... ¿Por qué tienen niños con hombres que no ven capaces para cuidarlos? A lo mejor soy yo que no lo tengo bien entendido, a lo mejor soy demasiado optimista. Pero yo no lo haría...

Y Tomé una decisión. Yo no quiero ser así. Me da mucho miedo... ¿Y si me transformo algún día en una madre que no confía en la capacidad de su marido? ¿Cómo le hablaré a un niño? No, decidido, yo no le hablaré a un niño como si fuera tonto. Y al padre tampoco...



martes, 22 de marzo de 2011

MI PRÍNCIPE NO ES DE DISNEY



Hoy quiero hacer una reflexión para que quede clara mi opinión acerca de los príncipes.

Yo, como habéis leído en muchas ocasiones, considero que tengo un príncipe a mi lado. No sé la idea mental que genera esta denominación en la gente. Espero que no estéis viendo a esos príncipes de Disney con esa dentadura gruesa y blanca, esa cinturilla de avispa y ese cuerpo hecho con cuadrados en todos lados. Pero mucho me temo que para una parte de la población sí es ese príncipe...

Pues bien, quiero que quede claro que mi príncipe es un príncipe del siglo XXI. Estamos hablando de una nueva estirpe de príncipes. El nuevo príncipe debe ser un hombre educado, comprensivo, alegre, listo, detallista, etc. Podríamos decir mil cosas, pero lo más importante, es que no estamos hablando de ese príncipe que cubre la necesidad de sentirse protegida y salvada de los malvados villanos del reino. Ese príncipe ha muerto.

Villanos hay igual, reinos podríamos decir que también, pero príncipes y princesas...  

Mi príncipe es un príncipe moderno. Con esa elegancia clásica pero una mente actual. Eso es un príncipe... Y no monta a caballo, monta en un deportivo. Me llega a mi un hombre oliendo a caballo y me muero... Mi príncipe no goza viéndome cantar a los pajaritos, goza cuándo bailamos y hacemos el loco juntos. Porque de la misma manera que el príncipe no debe desenfundar la espada contra los malos, yo tampoco debo jugar a ser la princesa que lo trata como una madre, como si fuera un incapaz con una serie de temas.

Es decir, el rol que Disney nos tiene acostumbrados no es nada bueno para las personas... Más bien diríamos sexista. Pero claro que mi príncipe me cuida, pero no como si fuera una inútil; me cuida cuando estoy enferma con una gripe horrorosa y estoy medio muerta en el sofá. Pero de la misma manera que lo hago yo con él. Me molestaría mucho verlo con actitudes protectoras al estilo Disney o parentales conmigo... Y lo sabe. Y claro que me dejo cuidar, tampoco soy una orgullosa que por narices no puedo pedir ayuda. Si me veo en apuros, lo llamo... 

En definitiva, quería que quedara claro, que un PRÍNCIPE hoy en día es otro tipo de príncipe, su objetivo de vida no es salvar a una princesa. Y no por ello se sienten vacíos. Luego pasa que hablas con las niñas y te das cuenta que están esperando un príncipe de los dibujos animados... y ello me traumatiza, sobretodo porque ellas quieren ser la princesa del cuento...

Tanto que me gustan las películas de dibujos... Pero cuánto daño puede hacer Disney...



domingo, 20 de marzo de 2011

PECADOS CAPITALES: LA SOBERBIA


Soberbia.

(Del lat. superbĭa).

1. f. Altivez y apetito desordenado de ser preferido a otros.

2. f. Satisfacción y envanecimiento por la contemplación de las propias prendas con menosprecio de los demás.

3. f. Especialmente hablando de los edificios, exceso en la magnificencia, suntuosidad o pompa.

4. f. Cólera e ira expresadas con acciones descompuestas o palabras altivas e injuriosas.

5. f. ant. Palabra o acción injuriosa.



La Soberbia es casi el padre de todos los pecados capitales. Parece que el placer de hablar de uno mismo o de ser uno mismo el centro del mundo se muestra tras todos los otros (menos la ira).

Soberbia hay de muchas clases. Aunque normalmente, la persona que habla mucho de ella misma es porque se cree mejor que los otros. No sólo es narcisista en sus actitudes diarias, sino también que necesita ser el centro de atención en todo.

Yo conozco una persona que siempre acaba hablando de ella. Y qué pesado resulta al final... Sus súper proyectos, y sus súper cosas... Pues mira, será que necesitas hablar sólo de ti porque no tienes a nadie con quién compartir. Y claro, procuro quedar de vez en cuando y no mucho porque sus historias me gustan, pero si la veo con demasiada frecuencia me agota. Una vez me ha contado las novedades, ya sólo es repetirse.

¿Pero qué provoca la soberbia? Puede que la soledad, un complejo mal llevado, una inseguridad escondida o sencillamente un narcisismo total. Sea como sea, estoy segura que tarde o temprano estas personas sufren alguna situación dónde se los ridiculiza. Llega el día donde no eres el centro de atención, no eres más que uno más o que tu altivez se ve rebajada por una contestación. ¿Qué deben pensar en esos momentos? 

También conozco personas que creen que ellos lo hacen todo bien, y que los otros no saben. Las culpas no son nunca para ellos. Puede que yo sea un poco así, no os negaré que me gusta controlar las situaciones. Pero cuando metemos la pata, la metemos.

La arrogancia también se desprende de la soberbia. Me he encontrado con alguno y alguna que eran perfectos para ilustrar la definición del vocablo. Conozco a una chica, la llamaremos SOFIA, que trata con arrogancia a la gente que no conoce. Sofia se sabe guapa; es alta, delgada, con esa melena larga y siempre procura ir arregladita. La verdad es que es una chica que se hace mirar, quien diga que no es bella, está mintiendo, por celos o porque deben ir al oculista. Pero la chica es arrogante. Mira por encima del hombro literal y metafóricamente. Sobretodo cuando se presenta con una de sus amigas. Si está sola la cosa cambia. Pero cuando se siente fuerte, no tiene reparos en ni tan siquiera saludar a algunos por considerarlos no dignos de sus palabras. Muy fuerte...

Sofia también hace muchos errores protocolarios. No tiene maneras en la mesa. Ella se piensa que sí, pero no los tiene (un día hablaremos más profundamente de ella). Pero tiene por costumbre cortar a la gente cuando están hablando. Sencillamente no le interesa en ese momento...

¿Conocéis gente soberbia? Seguro que sí...


CRISIS HORMONALES


Hoy me he levantado un poco tonta. Sí, sí, lo reconozco. Soy consciente que a veces me levanto un poco trastornada... 

Y más o menos siempre sigo el mismo patrón: una sensación de tristeza, de desazón, de mala gana... ¿Y qué pasa entonces? Pues que lo sufre quien está a mi lado... Que como os podéis imaginar, es mi príncipe. 

De verdad que hay que tener paciencia... Me levanto, tomo mi café con leche, me voy a la ducha, y cuando salgo, me planto delante del armario. Me quedo quieta, mirándolo. Pero no como adorándolo, sino con cara de duda... Y entonces viene el desastre:

- No tengo nada que ponerme...

Esas cinco palabras, son la prueba irrefutable que estoy viviendo una crisis existencial. No falla. Y os lo digo de verdad, cuando me pasa, no sé qué ponerme, no veo nada bien. Y entonces soy capaz de probarme siete cosas diferentes y todas son un desastre... 

Hoy, en concreto, el drama ha sido que no encontraba unos zapatos adecuados... Pero el problema real no son los zapatos... He acabado probándome seis pares... Ninguno me gustaba: uno me dolía, el otro me arrugaba el pantalón, el otro era demasiado oscuro, etc. Lo que sea. Pobre mi príncipe... Suerte que ya me conoce y me ignora. 

De hecho es lo mejor que se puede hacer en estos casos: si me dice cualquier cosa, no la encontraré bien, y si no me dice nada, me sentiré ignorada. Lo mejor es que no me diga nada, al menos no le contagio la tontería...

¿Por qué me pasa esto? Son las hormonas, me han contado... Pues bien: hormonas, estoy en guerra con vosotras, no soporto que controléis mi vida así... Os odio... ¿Cómo puede ser que unas hormonas asquerosas controlen mi estado de ánimo de esta manera? No me da la gana... ¡ El día que tenga la menopausia seré insoportable! 

Pero lo reconozco, a veces me dominan... Y entiendo que a los hombres les cueste ponerse en nuestro papel. Supongo que ven a su pareja desquiciada por momentos enfadándose por cosas absurdas o reflexionando de manera histérica acerca de algún tema... O llorando como una magdalena porqué no encuentran un calcetín... (a mi me pasó, lo sé, patético...). Pero hay que ser comprensivos, así que por favor, haced un esfuerzo.

Hay que imaginar que tenemos un Hulk dentro que sale cuando las hormonas deciden montar una fiesta... Ya sé que suena un poco raro, pero cómicamente, es eso lo que pasa... Algunas tenemos dos caras... El problema sería que la cara habitual fuera la desquiciada...

Al menos lo reconozco: son tonterías. Pero no  lo veo en ese momento, lo veo cuando ya se me ha pasado. No lo puedo remediar...

Odio las hormonas. Y no quiero decir nada más porque sigo sin tener nada que ponerme...




sábado, 19 de marzo de 2011

El terremoto y el tsunami japonés





Sé que estamos plagados de información acerca de el destre que ha sucedido en Japón.

Sé también que a algunos les molesta que se de tanto espacio al tema, porque ven una hipocresia social detrás y consideran que a otros sucesos desastrosos no se les da cobertura.

Pues bueno, aunque haya gente que considere todo esto, personalmente quiero dar un granito más de reflexión acerca del tema. Porque considero que aunque ya se hable mucho del tema, es lo duficientemente grave como para hacerlo, y aunque algunos lo hagan con hipocresia, al menos hay muchos otros que no, y es bonito ver que por una vez, hacemos algo unidos: damos soporte a una situación.

Porque aunque no nos guste, el desastre de Japón podría ser en otro sitio. Y a todos nos gustaría apoyo, aunque no nos devuelva nuestra vida. Pero debe ayudar a reflexionar, porque por desgracia, los humanos solo vemos los peligros una vez los mismos nos han debastado.

Y más que eso, hay que aplaudir el comportamiento de la sociedad japonesa, que ha sido un ejemplo a seguir de tolerancia, respeto y Educación ante esta crisis. Me ha impresionado su manera de actuar, tanto que no tengo ni palabras, sencillamente admirable.

Por todo ello, desde este blog, afirmamos nuestro apoyo a Japón.



Pija, desde Mi iPad

viernes, 18 de marzo de 2011

ME HE QUEDADO HELADA...


Hoy he quedado con una amiga para tomar un café juntas. Hasta ahí todo normal. 

Pero como siempre, he llegado yo antes. Un camarero eficaz ha llegado a los dos segundo de sentarme y  me ha preguntado qué quería tomar. Y mientras esperaba, como no, me he puesto a mirar el Facebook por el iphone, noticias, etc.

He notado que detrás mío había tres amigas hablando. En ese momento yo sólo oía unas voces, pero entre el tipo de lenguaje y la expresión, eran jovencitas, supongo que unos 18 o 20 años. Hablaban de chicos, del fin de semana pasado que habían salido a la discoteca, de que si Javier está como un tren, etc.

De pronto una de las chicas les dice: "voy un momento al baño". Y cuando ya se ha ido, las otras dos empiezan a hablar:

- ¿Se lo vas a decir?
- No. Ni de coña... Se enfadaría mucho. Y no significó nada.
- Pues por no significar... Ya van tres veces... Tia, para ya o díselo...
- Es que no puedo decírselo porque no me hablará nunca más y no sé qué me pasa que nos atraemos... A parte, llevan ya casi un año... Pero me pone a mil con solo mirarlo...

Y empiezan a reír entre unos "como te pasas", "jajaja", "es que echamos unos polvos tía... jajaja". Yo deduzco: Una de las "amigas" de una pobre chica, se está tirando a su novio... ¡Será puta la tia! ¿¡Pero cómo se puede ser tan mala?! Me dieron unas ganas horrorosas de girarme y decirle: "Niña, eres un putón... Para tener amigas así, mejor te levantas y te vas. Y tu (la otra que lo sabe) ándate con cuidado que a lo mejor a tu novio también se lo pasa por la piedra."

Pero tuve un momento de clarividencia y pensé: ¿Y si la del baño también le pone los cuernos a su novio? Mira mejor no me meto, que no tengo nada que ver con todo esto y no debería ni haber escuchado... cotilla...

Pero sí puedo pensar... Y pienso que cómo se puede tener un amigo que te hace eso? Eso no es una amiga, eso no tiene ni nombre. Os diré que he conocido algún caso similar... No me han confesado nada a mí, me he enterado por los afectados a posteriori. Y la verdad es que es muy fuerte... No se puede ser así de malo en esta vida... 

Mira que hay tíos y tías en el mundo... Hay que escoger precisamente la pareja de tu amiga? Pues francamente, no... Y si te pone te aguantas. Y si os ponéis mutuamente, pues lo contáis al mundo y los otros afectados que vivan tranquilamente y vosotros a disfrutar de vuestro deseo (aunque seguro que entonces, por algún extraño motivo ya no habría deseo... Eso hay que meditarlo... ¿Somos idiotas los seres humanos? No, unos morbosos y unos caprichosos). Porque por desgracia, la mayoría no lo hace sólo una vez, lo hacen tres y cuatro veces... Y claro, al final siempre los pillan.

Al final ha llegado mi amiga, tarde... Y me la he mirado y le he dicho:

- No serás un putón escondido, no? - se me ha quedado mirándo con una cara de incomprensión -
- ¿Pero qué dices? Tu estás fatal... - y cuando se lo he contado me ha entendido la pobre.

¿Soy más clásica que el arroz con leche o tampoco lo veis bien? Por favor imaginaros qué escenas debe vivir la pobre chica sin saberlo...





miércoles, 16 de marzo de 2011

PERDONA, ¿A QUÉ HORA HEMOS QUEDADO?

Personalmente, creo que la puntualidad es muy importante y que muchas veces lo olvidamos (y  me incluuuuuyo..). El tema de la puntualidad es muy curioso, y por lo que se ve, cada uno tiene su visión.

En primer lugar, quiero dejar claro que estoy absolutamente de acuerdo en que hay que llegar a la hora a la que se ha quedado. Por eso no me gusta nada quedar vagamente: "Quedamos entre las 8:15 y las 8:30". No, una hora o la otra. Porque depende de dónde se quede, 15 minutos son una eternidad. 

He de reconocer, que me gustaría ser un poco más puntual de lo que soy. Me pasa muchas veces que llego 5 minutos tarde a los sitios. Aunque no siempre. Por ejemplo, siempre que quedamos para cenar con mis amigas (somos un grupito de cuatro que nos vemos de vez en cuando), soy la primera en llegar. Pero me pasa (y más últimamente) que me retraso 5 minutos a los sitios. Y no me gusta. 

Por otro lado, no soporto la gente que llega antes de lo que se ha quedado. Sobre todo si hemos quedado en mi casa. ¿Para que quedamos a una hora? ¿Para gastar tiempo y saliva? No, es porque uno hace un cálculo de su tiempo y determina un momento. Para mi, igual de mal está llegar 15 minutos antes que 15 minutos después... 

Pero lo que más me desespera son las personas que te llaman sin parar porque ellos ya han llegado (y tu no vas tarde respecto a la hora a la que has quedado). Es que no le veo el motivo... ¿Qué buscan? ¿Poner nervioso a los otros? Y lo que más jode fastidia es cuando te sueltan una frase con rintintín tipo "vamos tarde, eh?". No puedo evitar decir: "Yo no voy tarde, no habíamos quedado hasta X hora..." Es que no te das cuenta que estás pretendiendo que porque TU decidas cambiar lo acordado todos deberemos ir a tu ritmo... Pues eso no lo veo yo bien... Qué ansias por favor... Si llego antes me aguanto y espero.

Finalmente, ¿Quién no ha esperado a alguien alguna vez? Todos lo hemos hecho. Y es bastante pesadito... Ahora tenemos teléfonos con mil distracciones (Gracias Sr. Jobs, habemus iphone...), pero antes no la teníamos. Así que hay que procurar ser puntual. Yo voy a hacer un esfuerzo para mejorar esos 5 minutos... 

Vosotros seréis mis testigos, NO LLEGARÉ TARDE... Porque no me gusta ser una maleducada, y lo sería si llegara antes y lo soy si llego tarde...


martes, 15 de marzo de 2011

ARTES CIRCENSES


Durante los viajes, debes ir en muchas más ocasiones a baños públicos que cuando estás en tu ciudad natal. Es obvio, en tu ciudad puedes decidir esperarte un poco porque sabes que ya te diriges a tu casa, porque vuelves para comer en tu casa, etc. 

Pero de viaje hay que aprovechar cuando se hace un parón (en un restaurante, a tomar un café, etc) para ir al baño, porque sabes que luego volverás a andar hasta que las piernas y los pies queden sin sentido. 

Os diré que tengo muchas agujetas. Y no es de andar, y no me he vuelto loca ni hago un cambio de tema radical. Tengo agujetas de ir a los lavabos. Cuando entro en un baño público aguanto la respiración, poco a poco voy relajándome, pero el mal olor a ácido úrico (pipí) me vuelve a dejar sin respiración... Papeles por el suelo, gente que orina fuera de la taza, restos de los que no tiran de la cadena, y cosas peores que no pienso poner porque son realmente desagradables. 

Pues bien, entre esta jungla de mal olor, suciedad y repugnancia me veo envuelta cada vez que voy a un baño público. Y me cuesta mucho entender cómo pueden ensuciarlo tanto... A parte está la pulcritud y la limpieza que realice el local, que algunos parece que pasan de ese pequeño cuarto...

Con los años he desarrollado una capacidad para las acrobacias que es un espectáculo: las artes circenses son una necesidad que hay que desarrollar poco a poco. Si alguien me viera, dentro de un baño miccionando, pensarían que soy una artista del Cirque du Soleil. Debo realizar posturas de lo más curiosas y siempre sin tocar nada de lo que esta a mi alrededor...

Imaginaos la situación: postura de cuclillas, sin tocar las paredes, ni la taza, con el abrigo, con el bolso sujetado por mis dientes, preparada con mi cleanex (no cogeré papel del baño, a ver si se ha caído al suelo...); a veces aguantando la puerta con un pie porque no funciona el cerrojo... Vamos, que el Twister, el juego aquel de los topos de colores, es cosa de niños comparado con ir al baño. Total, que al final las piernas no aguantan y empiezas a temblar... Así no hay quien se concentre...

Creo que de niñas, a todas nos han enseñado que nunca debemos tocar la taza ni apoyarnos en ella. Nuestras mamás limpiaban el retrete con papel y luego o bien nos cogían a peso para poder hacer el pipí o bien nos hacían una super protección a base de tiras de papel. Con los años, o bien hacemos exactamente lo mismo o desarrollamos técnicas circenses para no coger quien sabe qué infección...

Pero el problema básico es lo guarras que llegan a ser algunas mujeres o chicas. ¿Cómo se puede dejar un baño en ese estado? No es tan complicado e realidad... Me compadezco del que lo limpia y a veces  me avergüenzo del género femenino por ser tan sucio... Así que mientras no cambie esto, todas deberíamos hacer unos pequeños cursos de equilibrismo para poder ir al baño sin que ello parezca un espectáculo de circo.

Pero alguien muy astuto, ha encontrado una solución y un negocio a este problema: se llama p-mate o Go Girl. Todo un invento. Como veis en la foto, este sencillo aparato permite a las mujeres ir al baño de pie. No lo he probado, pero debe ser divertido (y con menos riesgos de coger cualquier infección) eso de sentirse un hombre...

¿Alguien lo ha probado? ¿Funciona bien? Ya me contaréis...








HOME SWEET HOME!


Queridos amigos, el viaje del que os hablaba hace unos días ha sido el motivo de mi ausencia estos días. Pero ya he vuelto con mil cosas que contaros...

Me hubiera gustado poder escribir algún post desde ahí, de hecho los escribí, pero el tema de la conexión a internet era un poco más que patética en todos lados... Parece mentira que aún estemos así... Tanta tecnología y tantos problemas para conectarnos en el extranjero...

Como os podéis imaginar, he ido de shopping, he andado un montón (suerte de las fabulosas UGG que me mantienen los pies bien calentitos y cómodos), he comido de maravillas y he vivido varias experiencias de lo más curiosas.

Aún así, creo que es normal: cuando uno viaja al extranjero no deja de sorprenderse de costumbres que nos son desconocidas, de cómo viste la gente, etc. Es la gracia y la maravilla de viajar.

Como podéis imaginaos, hice una maleta perfecta. Todo bien puesto y con un pequeño espacio reservado para lo que comprara una vez allí (nunca se puede olvidar este pequeño espacio). Y tengo que decir, que el espacio reservado fue ocupado... ¡Qué zapatos! Estoy esperando tener LA OCASIÓN para lucirlos...

La verdad es que hoy estoy bastante cansada, pero prometo colgar mañana mismo a primerísima hora una de las historias.

¡Gracias por vuestras visitas en mi ausencia!

jueves, 10 de marzo de 2011

DÍA FATAL


8:30 am: ¡Arrrrgg! Me he dormido! Esto no puede ser... Ahora mi café se verá reducido a diez minutitos... Empezamos mal. Bueno, hay que tranquilizarse... La ropa ya está escogida y preparada del día anterior, sólo debo ducharme, arreglarme el pelo y me tomo mi café... Tengo que poner gasolina, pero creo que llego sin problemas. Ya lo haré.

10:00 am: Sigo en el coche por lo tanto, estoy llegando tarde a la reunión. Hoy, alguien ha decidido que voy a ir con prisas. El coche que tengo delante no sabe que puede circular a más de 30 por la ciudad... ¿Regalan los carnets o qué? Luego un taxi se pone por una calle y cuando ha avanzado unos 5 metros decide hacer marcha atrás... Detrás suyo hay un coche y luego yo, que nos quedamos en medio de un cruce sin poder hacer marcha atrás. Los coche que quieren cruzar pitan, y encima el taxista insiste, erre que erre, que quiere dar marcha atrás. ¡Incluso se enfada! Increíble... Me estoy poniendo histérica. Al final desiste... no hay otra salida...

10:15 am: Llego al párking, pero justo en la entrada han decidido que es un buen momento para abrir la tapa de la alcantarilla parando el tráfico. Calle de un solo carril y con coches detrás: ya no puedo salir de esta ratonera... El párpado del ojo izquierdo empieza a temblar...

11:30 am: Todavía en la primera reunión y llegando tarde a la segunda... Mal, vamos muy mal... El tío se enrolla con tonterías. Lo mandaría a la mierda paseo... Resiste, tranquilidad. Respiro hondo...

12:00 am: Llego a la otra reunión. Una hora para nada. Malas noticias. Me desespero... Quiero llorar. Y hace un frío horroroso. Encima hoy no puedo comer con mi Príncipe. Comeré solita... Que desesperación... A las 16 tengo otra reunión. Me voy para casa... Debo poner gasolina, pero ahora estoy triste. Quiero chocolate.

14:30 pm: Me siento con la comida. Justo cuando estoy sentada a punto de pegar el primer bocado suena el teléfono. ¿¿¡Porque la gente llama en horarios no correctos!?? Miro quién es; no es urgente. No lo cojo. Sigo comiendo. Me tumbo en el sofá. Mejor me calmo un poquito... Luego buscaré unos papeles y haré un guión para la reunión de las 16...

15:40 pm: ¡Me he dormido en el sofá! Dios que día... Corre otra vez. No me da tiempo a preparar ningún guión de nada. ¡Los papeles! Los encuentro en un momento. Me voy. Tengo que parar por el camino porque debo ir a una farmacia... Gasolina, también debería poner gasolina...

16:10 pm: Empieza la reunión. Suerte que ellos han llegado tarde... No he puesto la gasolina (no me daba tiempo), pero sí he ido a la farmacia. La reunión se interrumpe porque vienen unos diseñadores gráficos a enseñarnos una  propuesta que han tardado dos semanas en presentar... Sólo uno sabia que teníamos que verlos... ¿Podrían comunicarlo, no? ¡Tengo que estar a las 17:30 en otro sitio! Los diseñadores son malos, no gustan las propuestas y una vez más, hay que explicar lo que queremos. Encima nos cuenta no sé que de su hijo... Perdemos el tiempo... 

17:00 pm: Aun están aquí... Me excuso y llamó: "Perdona pero llegaré un poco más tarde" Ningún problema. Todo controlado. Seguimos la reunión sin los diseñadores. 

18:30 pm: Acaba la reunión. Corre otra vez hacia el otro sitio. Me está esperando el pobre hombre. resulta que no me acuerdo cómo se llama... Creo que era un nombre divertido... Julio Bombilla... Sí, era eso. Me abre la puerta y le digo: "Hola Sr. Bombilla" y me responde: "Es Bombillo, Julio Bombillo"... Que metedura de pata... Hago una sonrisa estúpida y pido perdón... No pasa nada, el hombre no se enfada. Supongo que le ha pasado muchas veces... Es que llamarte así es una putada mala suerte...

19:36 pm: Me largo, cojo dos tonterías y me dirijo a encontrarme con mi Príncipe. Que ganas tengo... El portero me para y me cuenta su vida: lo que ha hecho el fin de semana, que si le duele la espalda, etc. Sólo pienso en largarme. Voy asintiendo: "claro, claro, que bien..., me alegro... sí, sí...". Finalmente me voy... Hay mucho tráfico... 

20:02 pm: Sigue habiendo mucho tráfico... Pongo mi música relajante. De pronto se enciende una lucecita: falta gasolina... No me lo puedo creer... Queda muy poca autonomía... ¿Llegaré? ¡Qué sufrimiento de día por favor! Llego a la gasolinera. Pongo la gasolina y a correr... No, a correr no, no se puede ir a más de 110, nueva ley... ¡Qué asco de medidas! Qué tontería... 

21:00 pm: Por fin he llegado. Me pongo cómoda (pero bien conjuntada) y me tomo una copita de vino blanco mientras cocinamos con mi príncipe... Ay qué bien me siento con él... Es a partir de este momento cuando empiezo a gozar el día...

miércoles, 9 de marzo de 2011

APÁRTATE UN POQUITO... ¿Y POR QUÉ TOCAS?

La semana pasada nos encontramos por la calle con unos amigos que hacía tiempo que no veíamos. Tuvimos una alegría, nos saludamos, nos preguntamos qué tal la vida, dijimos aquello de "tenemos que ir a cenar algún día" y esas cosas. El caso es que él, tiene una manía que me pone de los nervios: cuando te habla se acerca mucho a tu cara.

Es una actitud que me pone muy nerviosa. Hay una serie de personas que cuando te hablan se te acercan como si te fueran a morder. Y te van hablando, y hablando. Supongo que no se dan cuenta. Pero el hombre me iba hablando y yo iba retrocediendo poco a poco. Así como quién no quiere la cosa hacia un pasito atrás. Luego cambié de postura buscando algo en el bolso, etc. Cualquier excusa porque me pongo nerviosa con su proximidad. 

Es que no lo puedo evitar. Se ponen a dos dedos de tu cara y siguen hablando. Y tu, en lugar de atender a la conversación, estás más pendiente de alejarte. Y claro, me estresan... Tampoco hay una distancia exacta a la que uno deba estar, pero ese complejo de perro yo no lo soporto. Es como si necesitaran acercar los hocicos para oler...

Os lo tomaréis a cachondeo, pero incluso un día, con una de de estas persona que te hablan a dos dedos me pasó un accidente. Yo iba retrocediendo poco a poco, y él venga a acercarse. Evidentemente, cuando llevas 10 minutos hablando, la posición inicial queda un poco lejos. No tuve en cuenta lo que había atrás: había una escalón. Y cómo si de un precipicio se tratara me caí. A parte de hacer el ridículo en medio de la calle, encima tienes que excusarte como si fueras una torpe cuando en realidad lo que pasa es que por su culpa me he visto obligada a caerme... Ahora antes de moverme miro a mi alrededor, porque podría pasar algo peor que caerme de un escalón...

Luego está el tocón. Aquella persona que te va tocando cuando hablas. ¡Uf! Qué pesadez... Una mano en el hombro, luego en el brazo, un golpecito... Vale, ya lo sé, buscan complicidad en sus frases o en su discurso. Oye, ¿no pueden buscar esa complicidad con una palabra? Tanto golpecito (que acostumbra a ser en el mismo sitio) al final acabas con un moretón o con la zona enrojecida. 

Los tengo fichados y cuando vamos a una cena o una comida procuro no sentarme al lado. Al final tendré que coger un escudo a ver si lo entienden. O podría fabricar un sistema para que tenga una pequeña descarga cuando te toca. Así al final no te tocan porque saben que se electrocutan... 

Pero hablando en serio, no sé cómo hacer para que no se acerquen a dos centímetros de mi cara o para que  no me den golpecitos. No he encontrado la solución... ¿Alguien me puede dar un remedio por favor?

lunes, 7 de marzo de 2011

Sin complejos

Sé que me han introducido en el blog de esta chica de buen gusto y mejor saber estar, y me gusta poder colaborar con ella. Son muchos los puntos que me gustará apuntillar de manera un poco mas ácida de lo que nos tiene acostumbrados la Pija.

Ya os ha comunicado que me gustan los coches....pero los COCHES, no los pequeños engendros motorizados, que con suerte, en unos días se parecen en algo a cuando salieron de fábrica. Odio el tunning, odio las transformaciones que les hacen a los coches, odio los materiales con los que se construyen y odio el ambiente que le rodea.


El coche, en si, es una maquina perfecta, bonita y bien diseñada... no necesita ni de una pegatina, ni de un alerón "paque se aguante que lo flipas" ni de una cola de a saber qué pobre animal colgando del retrovisor. No necesita tampoco esos altavoces de alta potencia (ilegales), ni de las luces en los bajos   normalmente de color azulado (ilegales), ni de parachoques exagerados,  fabricados con materiales que se astillan, dañando más al sufrido peatón en caso de colisión (ilegales también), ni de tapizados de colores, ni de gadgets (ilegales) ni de... la lista es larga... de hecho, no necesitamos nada de eso.

Para gustos, colores dicen y ahí no me meteré... mucho... En lo que sí me meteré, es en la antihigiénica costumbre de conducir sin camiseta. De entrada diré que quien lo hace muestra sin ningún complejo, que es una persona poco limpia.... ¿No es necesario ducharse varias veces? ¿No lavamos la ropa cada día? ¿No se ensucia la ropa por el contacto de nuestra piel? Entonces amigo mío... Cuéntame por qué haces sentar a la gente en tu tapicería sudada, mugrienta, manchada y sin lavar de tu coche... ¿O es que cada día pones el asiento dentro de la lavadora como haces con tu camiseta del chiringuito Pepeluí?

Normalmente, esta conducta va asociada a un individuo, que podríamos generalizar, corresponde a este parámetro:


- Joven, sin muchos estudios, ni saber estar.

- Pelo normalmente muy corto, con un rasgo genético común: tener la mirada como extraña y dispersa.

- Discapacidades comunicativas, fonética errónea, construcción de frases inconexas...

- Lenguaje verbal autoritario: soy el mejor, el que más mola, el rey del polígono industrial.

- Manifiesta constantemente que es lo que hacen los demás conductores mal y cómo deberían conducir y comportarse (evidentemente, su percepción es errónea en todas sus apreciaciones, no distingue la derecha de la izquierda, desconoce las leyes de tráfico y las hace a su medida. El mundo debe adaptarse a él... y si él, el rey, decide que es hora de ir a 120 por una calle, no entiende cómo a ti se te ocurre ir  a 20 km/h si el semáforo todavía está a 5 metros...).

- Sordera severa. Esto justificaría la música a niveles demenciales que suelen llevar, lo que les incapacita de poder escuchar ambulancias u otras señales de emergencia cercanas. Según unos estudios recientes, este factor, podría ser una consecuencia al hecho de tener por primera un equipo de sonido y necesitan presumir de ello y darlo a conocer al mundo. Estoy convencido de que el día que alguien les diga que la tierra es redonda, correran a presumir de sus nuevos conocimientos ante su comparsa de fiestas.

- Fuertes tics, que les hacen mover la cabeza de manera oscilante.

La lista sería larga, pero creo que todos nos hacemos una idea de cómo es y cómo se comporta este tipo de  individuo... y en lo desagradable que es su conducta.

Así que chicas del mundo: atentas, jamás os acerquéis a un chico que conduzca de esta guisa, ya que en su vida personal será la misma persona sucia y poco delicada que conduce ese coche.


Un saludo a todos,


Casanova

SORPRESA


Hombre. En sus 40 años. No haré ningún tipo de descripción física sobre él.

Educado, con conocimiento de formas y protocolos casi ya olvidados. Gran locutor y orador. Carisma, con encanto cuando lo quiere mostrar. Como no, amante de los coches y del buen vino. Sin manías y con sensibilidad. Le llamaremos Casanova.

¿Os gusta  la descripción? Pues lo que estoy haciendo es presentando a nuestro nuevo colaborador. Va a entrar en el Blog este hombre para dar su versión masculina de ciertos temas y estoy segura, en alguna ocasión para tirar por el suelo alguna de mis opiniones (ya me gusta). Contaremos con su colaboración una vez al mes. Espero que cuando leáis a Casanova dejéis vuestros comentarios para poder dar un poco de vida a nivel de interacciones a nuestro colaborador.

Quiero que quede claro que yo no voy a leer los posts anteriormente a que los publique, también va a ser una sorpresa para mi. No me gusta la censura y estaré encantada de tener opiniones nuevas flotando por aquí.

Bienvenido Casanova, espero que te sientas en tu casa y nos deleites con toda esa cultura que sé que tienes dentro.