Vemos parejas que rompen cada día. ¿Cuál es la receta para saber si tenemos una buena relación de pareja?
La gente cuando evalúa una persona cuenta sus virtudes. Es alegre, es divertido, es comprensible, cariñoso, sociable, etc. Nos dan una lista de sus destacadas características. Yo no soy sicóloga, ni especialista en relaciones de pareja, pero estoy convencida que el error que comete la gente es precisamente el de mirar las cosas buenas. Lo que hay que mirar son los defectos.
Parecerá un poco destructivo, pero no lo es. No lo es porque defectos los tenemos todos. Y con los años, estos defectos crecen y se hacen más pronunciados, más agudos y más grandes. Por eso, cuando una amiga o un amigo tiene dudas sobre su relación o sobre si embarcarse en una pareja, siempre le pregunto lo mismo: ¿Me puedes decir sus defectos?
Y ahora mismo, hacedlo vosotros: ¿Cuáles son sus defectos? Coged lápiz y papel (o sencillamente pensad) y haced una lista. Y el resultado es el siguiente: si vuestra lista es larga, vamos mal. Si vuestra lista es corta, pensad si esos defectos multiplicados por mil serían un problema para vosotros. Si no hay nada en la lista, bueno, perfecto, pero seamos serios, alguna cosa debe de haber...
Porque no es en las virtudes donde reside el secreto sino en que no veáis defectos en vuestra pareja. Uno no puede sentarse en una silla con tres patas porque se caerá. Y esto, es lo mismo que con las relaciones. Si vuestra silla está coja, tarde o temprano os vais a caer.
Sobretodo, no hay que confundir el enamoramiento con el amor. El enamoramiento pasa. Es fugaz y maravilloso, como una buena botella de vino que te deja con ese punto de embriaguez que te hace reír mucho y que todo lo veas fantástico. Pero se acaba. Y si luego no hay una buena conexión entre los dos, eso perdura.
Los polos apuestos se atraen, dicen. Mentira. Ser contrarios puede ser muy divertido en una fase inicial de enamoramiento, pero luego eso da chispas y todo nos molesta. Hay que saber primero como somos, como nos definimos sin nadie al lado, porque sino nunca sabremos si somos compatibles con nadie.
Yo lo tengo clarísimo: en los defectos reside el secreto base... ¿Qué opinais vosotros?
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