De la misma manera que el día de San Valentín hablamos de sus orígenes, me gustaría hoy explicar el origen de la celebración de Sant Jordi, para aquellos que no lo conozcan.
En primer lugar, decir que es un poco difícil de entender para el que no lo ha vivido nunca. En Catalunya, es una jornada festiva y popular en que las paradas de libros, las rosas y los ríos de gente toman las calles de las ciudades y pueblos.
Cuenta la leyenda que en Montblanc había un dragón muy malo que tenía a la población atemorizada. Habían luchado muchos caballeros, pero nadie conseguía matarlo. Para calmar el hambre del dragón los habitantes sorteaban quién debía ser entregado a la bestia para saciar su apetito y no sufrir así sus ataques contra personas y ganado. Un día la suerte hizo que la hija del rey fuera la que debía sacrificarse, pero un bello y apuesto caballero (llamado Jordi) llegó al pueblo salvándola y matando al dragón. Dicen que de la sangre del dragón nació un bello rosal de rosas rojas. El apuesto Jordi cogió una rosa y se la ofreció a la princesa... Y el caballero y la princesa quedaron absolutamente enamorados cuando se vieron y se casaron. (y comieron perdices...)
Así que hasta el día de hoy, Sant Jordi significa el día del amor y los enamorados en Catalunya. Coincide el hecho que Sant Jordi sea el patrón de Catalunya de forma oficial desde 1456, aunque se le veneraba desde el siglo VIII. Siempre se ha celebrado de la siguiente manera: el hombre regala una rosa a la mujer que ama, y la mujer regala un libro al hombre al que quiere.
Por eso la gente pasea en busca de un libro y una rosa, normalmente con su pareja. A esta celebración se sumo en el año 1926 el Día del Libro.
Así que queridos lectores, mañana es un día para pasear por las calles con mi Príncipe, al que le voy a comprar un libro. Chicas, a comprar libros, chicos, a comprar una rosa.
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