lunes, 18 de abril de 2011

OJO CON EL OJO DE POLLO... (capítulo IV)



Por fin, amigos míos. Por fin puedo decir que el OKUPA ha abandonado el edificio... Esta vez con toda certeza...

He sufrido durante varios días la inevitable molestia del rectángulo rojo. ¿A quién se le ocurre ponerse el parche tan grande? Sólo a mi... Total, que me seguía doliendo. Al final mi madre me dio unos parches fantásticos que han regenerado mi piel en unos seis días.

La verdad es que no conocía estos parches, y resulta que van de maravilla. Cualquier irritación, quemadura, herida, etc y te dejan la piel como nueva. Aún así, me dolía la zona, por lo que todavía no he podido ponerme unos tacones...

Pero sí que podido abandonar las UGGS, y he variado mi repertorio con unos botines de piel gris, unas converse y unas bailarinas. Algo es algo, habrá que mirar el lado positivo del tema... Y debo decir que hoy por fin, no me dolía el pie sin parche, aunque presionara sobre cualquier punto.

El problema es que me ha dejado un pequeño residuo de su estancia... No sé cómo lo haré desaparecer... Me esperaré unos días y entonces actuaré (con precaución por favor). Así que estoy feliz, feliz de poder variar mis zapatos y feliz de poder decir que ya no tengo ese intruso en mi vida. Próxima estación: primera pedicura para el verano. 

Aun así, lo prometido es deuda, ¡y el día que me ponga los taconazos haré una foto y la colgaré!

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