miércoles, 23 de febrero de 2011

REDES SOCIALES



Hoy en día casi todos tenemos un perfil en facebook o Twitter. Hay quién se ha convertido en un adicto y estoy segura que pronto habrá terapias dedicadas a ello. Seguro que en los consultorios de los psicólogos ya es un tema frecuente. Imaginaos: "Hola me llamo Juan, y llevo 5 meses sin entrar en Facebook".

Bromas a parte, es un tema que merece una reflexión, porque se han convertido en un sistema de comunicación dominante, y aparte de poder estar en contacto, tiene su punto peligroso. 

Pero en realidad qué es lo que hace que a la gente le guste publicar ahí su vida? No tiene demasiado sentido, y de hecho, creo que también existen unas normas y unos criterios para estar en la red. Pero de esto hablaremos en otro momento. Primero, hay que señalar que existen diversos tipos de usuarios:

1. El cotilla: No publica nada de su vida, parece que no está pero cada día se pasea por allí leyendo lo que otros publican. Es como el Hola, pero gratis. Gran ventaja, claro está, sin moverse de su casa tiene prensa rosa a diario gracias a los comentarios y fotos que publican los otros.

2. El intento de filósofo: Es aquel que cuenta lecciones de vida. Eslógans baratos, parecen gurús de espiritualidad con frases como El alma despierta escucha el corazón, y otros mensajes salidos de una secta. No se puede evitar, pero me resulta cansino. De ello deduces que: tienen problemas en su vida y buscan una afirmación de sus pensamientos. 

3. El que publica su vida: Nos enteramos incluso de cuándo ha ido a mear, sabemos cuando come, cuando se va a dormir y si se ha tomado leche con galletas. Es una necesidad extraña y poco cuerda la de hacer pública tu vida privada. Lo más fuerte es que incluso he visto peleas entre parejas y claro, a veces una de las partes se cabrea (con toda la razón). 

4. El de los 40 principales: Cada día nos deleita con una selección de músicas del youtube u otras fuentes. Casi nunca son canciones actuales, sino remembers de otras épocas o canciones con mensajes. Es un poco como el filósofo pero lo hace a través de la música.

5. El grupero: Es aquella persona que todo el día se está uniendo a grupos. Grupo de "amor mi hermana" o "quiero dormir 5 minutos más por favor". Creo que están en más de 1000 grupos. Algunos grupos tienen nombres muy graciosos, pero francamente, después qué?  Nada, se quedan ahí infiltrados en tu perfil personal. De hecho seguro que se puede sacar un perfil psicológico de algunos sólo con ver los grupos a los que está unido. A lo mejor responde a una necesidad de sentirse integrado, como un adolescente...

6. El visionario: Aquellos que emprenden cruzadas con mensajes y publicaciones interminables y constantes para apoyar una causa o una idea. Me parece muy bien, eso está claro, pero a veces deberían medir un poco la asiduidad de sus publicaciones porque al final no les haces ni caso. Sencillamente sigues leyendo otras cosas, ya sabes de qué va el tema.

7. Yo no tengo Facebook. Aunque no lo parezca también es un tipo, es el no-usuario. Ha decidido negarse a participar de esta nueva era digital. No entiendo muy bien el por qué de esta negación absoluta. Al menos pruébalo, y si no gusta pues fuera. Algunos me han contado que no quieren que todo el mundo sepa su vida, ni dónde están ni qué hacen. Parte de razón llevan. Pero uno puede decidir si publicar sus actividades o no.


No sé exactamente qué le vemos a esto de las redes sociales, pero a mi me gusta. Como todos he curioseado las fotos de antiguos amigos y de vez en cuando me distrae ver lo que pone la gente. Pero he de reconocer que hay gente con muy poco trabajo en esta vida o que en horario laboral están siempre con un ojo en Facebook, porque si no no lo puedo entender. 

Yo misma de vez en cuando escribo algo que estoy haciendo en el Facebook. Pero nunca cosas demasiado privadas. Luego pasa inevitablemente que te encuentras a alguien que te dice: "Oye he visto las fotos de tu viaje, que bien lo pasáis eh?" o "He visto la fiesta que hicisteis, la próxima vez avisa". Y yo pienso que es idiota porque no se le ha pasado por la cabeza que si no le he dicho nada es porque no quería que estuviera allí... Y tampoco quiero que todo el mundo sepa mis vivencias. ¡Para eso tengo mi blog! ; )

Y aunque os parezca muy fuerte lo que voy a decir, cuesta imaginar un mundo sin redes sociales: nada de Facebook, nada de Twitter, nada de Second Life, ni Messenger ni Myspace... Las llevamos hasta en el teléfono. Nos han acercado a muchos ídolos y han conectado a gente que habíamos perdido por el camino sin tener que ir al Diario de Patricia o al Quien sabe dónde.

¿Podríais vivir sin ellas? Siendo sincera, yo no...


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