Está lloviendo sin parar. Me gusta la lluvia, pero ya nos estamos pasando un poco... Así que por favor, Dioses del Olimpo, solucionen sus discusiones y dejen ya de pelearse que nos llegan los rayos, los truenos y la lluvia. Y yo acababa de ir a la peluquería...
Así pues, estos días ir de compras se reduce a los centros comerciales. Porque tampoco se trata de coger un catarro a las puertas del verano (o eso creo que significa estar a mediados de junio, aunque no vea el sol...) por estar mojada toda la tarde. Y no me apetece ir a centros comerciales, porque hay demasiada gente cuando llueve.
Total, que ayer por la tarde decidí hacer la compra del mes. Me gusta tener bastante cubiertas las necesidades del mes en cuanto a alimentación se refiere. Dejo las hortalizas, verduras y frutas a parte de esta compra, pero el resto, lo compro en una vez.
Y me encanta ir al súper. Que queréis que os diga... Hay súpers y súpers. A mi me chiflan los que son grandes, con muchas secciones. Y cuantas más posibilidades tenga para escoger mejor. Quiero poder mirar y escoger cada vez. Al final hay cosas que no las quieres cambiar, pero hay otras con las que vas probando. Para mi, los mejores supermercados son los franceses. Me lo paso genial.
La sección de galletas, chocolates y también la de frutas y verduras son un espectáculo... ¡Mmm! Pero bueno, ayer me fui al conocido supermercado habitual. Y otra vez lo de siempre... Ofertas...
¡Y un cuerno ofertas! Es todo mentira, o al menos la mayoría de las ofertas. Cuando veáis un cartelito dónde pone oferta justo debajo del producto (que suele estar colgando de la estantería, con un plástico) lo levantáis. Veréis que en la mayoría de los casos el precio de debajo es el mismo.
Es una vergüenza, esto es publicidad engañosa... Y tiene su efecto. Mucha gente compra dos unidades en lugar de una o compra aquello porque está de oferta. Y es mentira, está al precio de siempre. Me parece muy mal, de verdad...
Yo siempre que hay un cartelito, lo levanto. Así, si alguien me ve, pues a lo mejor empieza a hacer lo mismo. Y a ver si dejan de hacer esas trampas para vender más y bajan los precios de verdad de una vez por todas. Porque resulta que en realidad no hacen tantas ofertas como dicen... Estoy indignada. Hace años que lo sé, y mira, ayer estaba y estoy con un carácter que me he cabreado como si lo acabara de descubrir. Será que ponerlo por escrito me enfada porque le doy vueltas...
Así que contádlo a vuestros amigos y conocidos. Ya es hora que dejen de tratarnos como a burros...
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