miércoles, 21 de mayo de 2014

PINTAR EN LAS PAREDES

Nuestros ojos están acostumbrados a ver en diferentes lugares como la gente decide dejar un sello para la posteridad. Pero no hablo de grandes murales en paredes o edificios de arte urbano, hablo de esas fantásticas y minúsculas huellas en paredes comunes.

Hablo de entrar en un baño y encontrarse un corazón con dos iniciales, de esperar el ascensor y observar como alguien en la misma decisión ha decidido dejar su paso por allí con una llave (espero que sea con la llave, no me puedo imaginar a la gente con esta tendencia con un kit de grabados exprés siempre con ellos), de letras irreconocibles en un conteiner o en un banco público.

¿A qué se debe esta necesidad? 

Desde mi punto de vista es un poco patético o extraño tener la necesidad de hacer eso. No estamos hablando de esos arrebatos de amor juvenil, que pueden tener una excusa por la enajenación mental propia del enamoramiento, ni tampoco de las pintadas que denuncian alguna injusticia (aunque éstas son más discutibles), hablo de garabatos sin sentido que para mi, lo único de hacen es dañar ese trozo de pared u objeto.

No veo a nadie con el coche marcado de la misma forma. ¿Será que no les gustaría tener esas marcas ahí? ¿Y por qué entonces es válido en un espacio común? 

A veces las marcas son patéticas. Gente sin ninguna capacidad artística o literaria decide pintar una cara sonriente o sólo un corazón. El súmmum es aquella frase de "Yo estuve aquí." No nos importa, de verdad. Y se quedan tan tranquilos. Pues muy mal. Esa gente debería de reflexionar sobre sus actos. ¿Verdad que no lo harían en su ordenador o en su casa? Pues no lo hagas fuera. 

Pero más allá de constatar una falta de educación o respeto social, ¿qué impulsa a la gente a hacerlo? Cuando fui de viaje a Pompeya hace años, encontré algunas de estas marcas del pasado. Es decir, hace siglos que los humanos tenemos este comportamiento. Hay algo en nuestro ser que da rienda suelta a este comportamiento. Pero sinceramente, no lo encuentro.

Seguramente es falta de empatía. A mi en mi casa me han enseñado a no destrozar las cosas. Y no puedo remediar pensar que esta gente sencillamente se siente traspasando un límite que les provoca emoción al hacerlo. Nada más. Aunque estropeen un objeto. Nada tiene que ver con las ganas de hacer público un sentimiento o una emoción. Si fuera esto, que lo cuelguen en Facebook o que lo publiquen por algún lado. Si quieren traspasar límites que jueguen con el sexo, que no hay límites y seguro que les deja mucho más relajados.

Eso sí, el ser humano es egoísta y como tal, toda esta gente no lo hace con sus pertinencias, lo hace con las que no son suyas, lo que realmente me hace mantenerme en mi idea que sólo se trata de unos cuantos maleducados que no valoran nada.


viernes, 28 de febrero de 2014

TRAS UN LARGO PERÍODO LLENO DE EMOCIONES

No tengo excusa. Sencillamente dejé de escribir. Es verdad que en medio del verano pasé uno de esos síntomas del embarazo que no son habituales (como no me tenía que pasar a moi), y me quedé un poco fuera de la circulación en lo que al ordenador se refiere.

Resulta que me empecé a transformar y mi cuerpo empezó a retener líquido por todos lados. Hasta ahí todo normal. Pero me hinché de tal manera que mis manos perdieron la sensibilidad. Tenía un hormigueo constante en los dedos y un dolor que me despertaba por las noches. Fue una tortura que empezó en agosto y no terminó hasta el día del parto. Cuando me dijeron que debía aguantar así tres meses y pico no me lo podía creer. Mi barriga tampoco era tan exagerada y ya tenía esta clase de síntomas. 

Incluso algún doctor me propuso operarme las manos porque me amenazó que podía quedarme alguna lesión permanente... Pero no le hice demasiado caso, por suerte porque hoy en día ya tengo mis manos recuperadas.

Total, que con mis manos de elefante era imposible escribir. Me he pasado unos meses viviendo de mi Ipad, viendo películas o leyendo en el Ipad, porque lo de sujetar un libro me adormecía aun más las manos. 

Bueno, la cuestión que debeís esperar: ¿Niño o niña? 

¡Niña! Yo encantada porque para mi es un mundo de ropitas mucho más jugoso que con los niños. Aunque sé que las niñas son de papi. Pero tuve una alegría impresionante cuando lo supe. Y a todos aquellos que dijeron augurios sobre el sexo: son malos brujos. Tuve que oír que seguro que era un niño porque no tenía vómitos ni nauseas matutinas, que si por la forma de la barriga parecía un niño, etc. Mal. Muy mal. 

Ya tengo a mi princesa entre mis brazos. Es una sensación increíble, una preciosidad de sensaciones y una emoción constante. Ahora mi princesa ya tiene 3 meses y medio. Empieza a gorgotear sin parar y sonríe a algunas personas (es un poco especial en eso). 

Sólo quería retomar el blog y felicitar a aquellas bloggers que siguen escribiendo a diario con uno y dos niños pequeños: ¡son unas diosas!

lunes, 29 de julio de 2013

ESOS PRIMEROS SÍNTOMAS DEL EMBARAZO

Cuando leí acerca de todos los síntomas posibles cuando estás embarazada pensé que sería un tema peliagudo y duro. Pero por suerte para mi, no estoy sufriendo vómitos ni mareos, ni cosas demasiado extremas.

Cuando la gente me pregunta: "¿Y qué tal te encuentras?"; yo contesto con alegría: "muy bien, sueño y bastante hambre pero nada más". Es entonces cuando por alguna razón extraña en la mayoría de los casos cae aquello de: "bueno, ya llegarán los síntomas". 

Incluso ahora, a puertas de finalizar el tercer trimestre de embarazo, que en teoría es cuando los síntomas bajan, me sueltan esta frase. ¿Es que no puede ser que tenga un embarazo normal y sin demasiadas complicaciones? Claro que no todo el mundo dice esto, al menos hay algun@s que se alegran por mi. 

Pero hablando de síntomas: sí tengo sueño, mucho sueño. Es un síntoma placentero. Siempre me ha costado horrores dormir. Soy una persona nocturna, me gusta trasnochar. De hecho, durante la noche es cuando mi cerebro da lo mejor de mi. Pues ahora esto ha cambiado por completo: a partir de las once  de la noche un tren de bostezos se apodera de mi y no puedo parar. Esto en alguna cena que hemos hecho me deja en un compromiso. Odio bostezar delante de la gente. Incluso cuando uno intenta bostezar disimulando sin abrir la boca acaba pareciendo como si estuviera mordiendo un limón. Caras comprimidas y músculos que no pueden evitar moverse desfiguran toda la cara. Pido disculpas siempre, que remedio, pero me deja incómoda a más no poder. Pero el sueño que estoy viviendo es tan potente que he llegado a quedarme dormida en una silla.

Mis días de trasnochar han desaparecido y en cambio, me levanto más temprano que nunca con un hambre voraz. Necesito comer, desayunar inmediatamente. Los que me conocen muy bien saben que eso es rarísimo en mi. Yo no he desayunado nunca. Ya sé que está mal, muy mal. A lo mejor estos meses me crean un hábito y apartir de ahora desayuno, quién sabe....

Otro de los síntomas más populares: los antojos. A ver, antojos sí tengo, pero no del tipo: "si no como esto me muero". Son del tipo: "me apetece mucho y si puedo me lo como". Si no, pues que le vamos a hacer. En concreto me ha dado por unos cuantos alimentos: aceitunas (me las comería a todas horas), ensaladas y queso. Cosas raras... También me apetecen mucho los iogures, que es lo más extraño de todo. Mi madre ha sufrido largas luchas conmigo toda la vida para que comiera un iogur. 

Y luego el tercer síntoma, ese sí que no lo puedo negar: mis pechos de tamaño normal están creciendo y endureciéndose como dos globos. No estoy acostumbrada a estos escotes, la verdad, pero me hace gracia. Será temporal así que hay que disfrutarlo. De pronto mis invisibles pechos han pasado a ser comentario de varios. Un pequeño comentario no me molesta, pero cuando es insistente les rompería la cara.

Obviamente me he comprado varias cremas, aceites y todo lo que he leído que es bueno para la piel. Por lo que he visto, no parece que sea del todo obligatorio comprar una crema específica para el embarazo. He comprado aceite de almendra, rosa mosqueta y una hidratante de almendra. Y procuro aplicármelas cada día, auunque cierto es que en alguna vez me la olvido...

Pero no todo es tan perfecto. De vez en cuando tengo algunos dolores abdominales, como si fuera a venir la regla y ya empiezo a comerme la cabeza que si algo va mal, que si estos dolores no son buenos, etc. De hecho, creo que nunca me había comido tanto la cabeza como con este tema... Sólo espero acabar de cumplir este trimestre y estar tranquila.


sábado, 13 de julio de 2013

HARTA DEL WHATSAPP

Cena de varios amigos. Todo transcurre con normalidad: gente hablando, comiendo, bebiendo, etc. Todo y por desgracia, otro elemento que hoy en día parece que no puede faltar: el/la maleducad@ de turno que se pasa todo el rato con el teléfono.

Con la mesajería estilo Whatsapp, el tema ya se ha vuelto insoportable. Hay gente que no puede parar de comunicarse con otras personas. Puedo entender que en un momento de la noche uno hable un rato. Pero no puedo entender que alguien este constantemente con el dichoso teléfono dale que te pego. 

Cuando estás en una cena en la que hay mucha gente siempre encuentras a alguien con quien hablar. Pero cuando el número es reducido la cosa se pone difícil. Y ya no quiero ni hablar de cuando son dos o tres personas solamente. 

Lo que me parece increíble es que la gente no se de cuenta de la imagen que dan. Es una falta de respeto hacia los otros, un desprecio y una demostración de pasotismo en alza. Para los que me encuentran exagerada; imagínense que alguien se dedica a leer una revista en lugar de estar con el whatsapp. Si sustituyen el teléfono por una revista o un periódico la cosa parece más exagerada pero el hecho es el mismo. Cada vez que uno teclea y se aisla, es como si se pusiera a leer. El efecto es el mismo. 

Y no me sirve lo de que se pueden hacer más de dos cosas a la vez, porque aunque no se den cuenta, les preguntas y no contestan o luego se incorporan a media conversación pidiendo explicaciones para saber en qué punto se está y de qué se habla. Personalmente ya me he hartado de aguantar este tipo de comportamiento y viendo que ni con indirectas se dan cuenta, ahora directamente les digo que no pienso contarles en que punto de la conversación estamos que estén atentos y así los otros no tenemos que estar a su merced y servicio constantemente. 

Por otro lado, es un poco lamentable intentar estar en dos o tres sitios a la vez. Si estás pendiente del teléfono no estás en la cena. De hecho, no estás en ningún lado del todo. No entiendo como se puede disfrutar de nada así. 

Pero he observado que últimamente la gente lo hace más. No sé si yo estoy más harta y lo noto más o si es realmente una práctica que se extiende. Sea como sea, ya es un tópico en casi cualquier quedada de amigos. 

Si alguno de vosotros estáis constantemente con el whatsapp en sociedad, por favor imagínense cómo se siente el que tiene delante y rectifique su conducta. Parecerá mucho más educado y la gente estará muy contenta de que cuando quedan con ellos parezca que realmente estaba interesado en quedar con ellos. 


viernes, 5 de julio de 2013

ESTO ES MUY FUERTE: ESTOY EMBARAZADA.

Pues sí, así es y así lo dejo caer: estoy embarazada. No hace falta dar rodeos para decirlo de otro modo.

Cierto es que no es algo que haya venido por sorpresa; es buscado y querido. Nunca me había pronunciado por aquí acerca de las intenciones de mi Príncipe y de una servidora de tener un principito o una princesita en casa.

La verdad es que pude que sea un poco prematuro escribirlo por aquí, porque tan solo estoy de 5 semanitas... Pero estoy tan feliz que no puedo reprimir mis ganas de contarlo. ¡ESTOY PREÑI!

Debo confesar que me ha caído un mito. Con lo susceptible que soy a notar cambios y cosas en mi cuerpo, hasta ahora no he notado grandes síntomas. Eso hace que me vuelva loca y que piense que algo va mal. Parece que el tener nauseas, vómitos o olores asquerosos den la certeza que todo va bien.

Pues bien, este guisante que está dentro prefiere dejarme tranquilita (cosa que en realidad agradezco). Es verdad que noto algunas cosas: me duelen los pechos un poco (pero nada peor de lo que haya pasado en alguna otra ocasión), tengo sueño (he sido capaz de dormirme en una silla e irme a dormir antes de media noche, cosa que no había hecho en mi vida; y también tengo algunos pocos dolores de ovarios. Pero nada más.

Bueno sí: tengo frío. Cada día hay un momento en el que me muero de frío. Qué mal lo paso... La gente con manga corta porque hace un día soleado y aquí una que necesita un chaqueta porque se muere de frío...

Pues en parte mi silencio ha venido de aquí y de otras cosas mucho mebos alegres que no quiero ni tan siquiera contar. Ahora estoy llena de dudas: ¿Será niño o niña? ¿Tendré muchos síntomas? ¿Sabré controlar esta hambre que tengo? 

No me mal interpretéis: no deseo empezar a tener vómitos ni notar cosas desagradables. Pero pensaba que mi cuerpo era más... ¿intuïtivo? Bueno, sea como sea, estoy encantada de la vida de entrar en esta nueva etapa. 

Debo frenar mis ganas de buscar cositas. De momento, lo único que he buscado son unas cremas que aseguren que mi piel no sufra demasiado con el tiempo. Hay que cuidarse por dentro y por fuera.

Así que ya os podéis imaginar que poco a poco este diario de vez en cuando tendrá una entrada relacionada con el tema, porque estoy encantada y porque veo que no sé demasiado del tema aun...




jueves, 23 de mayo de 2013

NO SERÍA UNA BUENA PROTAGONISTA DE CUENTO...


El otro día me pasó algo curioso. Estábamos pasando el fin de semana en la casa de campo. Siempre que estamos ahí, justo antes de ir a dormir sacamos el perro al jardín para que se desahogue dando una vuelta. 

Pero hay que acompañarlo un poco. Porque si no, no quiere salir. Cosas de los amigos fieles. Total, me quedé en lo alto de una escalera de piedra que va al jardín, esperando y observando la noche cuando de pronto, oí un ruido extraño no identificado. En dos segundo noté un ligero aire y en dos segundos más el aleteo de algún pájaro casi me toca.

Giré la vista y vi a un pájaro de dimensiones estratosféricas volando. Por lo que pude ver, era blanco o muy claro sus alas eran enormes, seguro que entre las dos hacía más de metro y medio. Por lo que he podido investigar luego, podía ser un búho blanco, que son preciosos, por cierto.

Mi reacción, como muchos podrán adivinar fue dar un grito y salir corriendo hacia dentro de casa. Entonces pensé: Muy mal. ¿Y si esa ave preciosa y majestuosa fuera un animal mágico de otro mundo que venía a visitarme? Así como en los cuentos que todos conocemos.

Pues nada, la tonta de la pija se hubiera perdido los deseos y el contacto con el mundo mágico por su tontería y sus reacciones. 

Entonces me sentí mal. Salí a ver si lo veía otra vez, pero probablemente el pobre pájaro, también sufría de una taquicardia después de haberme oído chillar y estaba en algún lugar seguro lejos de mi. No lo vi más.

Mis instintos tontos y poco atrevidos me impidieron ver a ese súper pájaro mágico. Y entonces pensé que hay muchas otras cosas que yo no haría: no perseguiría a un conejo, no hablaría con un ogro, no bailaría con un gusano ni dejaría que unos ratones se me subieran para coser un vestido. 

Yo no podría ser protagonista de un cuento de hadas ni fantástico. Muy mal...




jueves, 2 de mayo de 2013

PONERLE NOMBRE AL MIEMBRO

Seguro que no es algo desconocido que muchos hombres deciden ponerle un nombre a su miembro más preciado. De hecho, según los sondeos, un 60% de los hombres deciden bautizar a su pene.

Lo primero que debo decir, a modo personal, es que me parece una costumbre un poco fea y hortera. La verdad es que me parece una costumbre infantil y un poco narcisista. No sé decir exactamente por qué, no es que ofenda a nadie, pero me parece una manera de darle importancia, de no decir las cosas por su nombre y de pensar que el pene tiene vida propia. Pero como he dicho, tan solo es mi opinión.

Cierto es que en algunos momentos, más en la adolescencia masculina, el miembro parece tener vida propia y reclama atención en momentos poco adecuados, pero al madurar, debería de ser una parte más del cuerpo controlada por el cerebro; aunque parece que algunos no lo consigan.

Lo que más triste me parece es aquellas conversaciones públicas en las que de pronto algunos hombres empiezan a hablar de su pene como si fueran amigos a los que cuidar: "Es que Carlitos tiene ganas de salir a pasear" o "Manolito se lo pasó muy bien ayer". Y lo dicen con una sonrisa, orgullosos de que su querido miembro esté presente en su vida. Por favor, al menos dejen esta costumbre para su vida íntima, no es necesario que todos sepamos cómo llama a su mejor amigo.

También hay quien orgulloso de él mismo, decide ponerle un nombre más majestuoso del tipo "Señor", "Anaconda", "Godzilla", "Terminator", etc. Supongo que para gustos, colores. 

Pero no conozco ninguna mujer que haya nombrado su vagina. No conozco Pepitas, ni Manolitas, ni violetas. Y seguro que hay mujeres que han bautizado su vagina, pero no es tan frecuente. 

Pero para aquellos que realmente les gusta hablar de su pene como su gran amigo, que están orgullosos de él como de un hijo y que consideran un portento de la ciencia, que sepan que hay una empresa americana que permite registrar el nombre de su pene. Por una pequeña cantidad de dinero, le mandan a casa un diploma que demuestra que el nombre de su pene está registrado y que nadie más lo llamará así.  Creo que todos aquellos que hablan de su pene entre cenas y copas estarán contentos de tener el diploma colgado de la pared de su habitación. 

O les queda la opción de dejar de publicar sus intimidades... Pero hay que reconocer una cosa: hay gente con una creatividad desbordante para ponerle nombre a su pene. Felicidades por ello.





jueves, 18 de abril de 2013

SOL PLACENETERO, RUIDOS PESADOS.

Este fin de semana pasado ha sido ideal para tomar el sol. Por fin el frío y las lluvias se han largado y nos han brindado la oportunidad de tostar un poco la piel notando el calorcito por todo el cuerpo.

La verdad es que me moría de ganas. Así que el sábado, una vez terminadas las tareas pendientes, me dispuse a preparar el espacio exterior para poder gozar del amado sol. Después de tantos meses sin usarse, todos los muebles de exterior requieren atención y cuidado.

En primer lugar limpiamos las hamacas. Las compramos el año pasado y son cómodas como pocas. Luego, cogimos unas bebidas refrescantes para no pasar sed ni sufrir los efectos de la deshidratación. Beber mucho es necesario y la piel y el cuerpo en general lo agradece. Finalmente, preparamos unos berberechos y unas olivas para picar. En un buen aperitivo no pueden faltar estos elementos básicos.

Total, con el mejor soporte, unos líquidos frescos y la mejor comida, nos tumbamos a saborear ese fantástico sol con unas ganas locas. Cerré los ojos y escuché la suave brisa colándose entre las hojas de los árboles y dos pajaritos que cantaban de una manera divertida y alegre.

Todo era perfecto, idílico; justo como lo había imaginado. Hasta que el sonido de un trombón empezó a chocar en mis oídos.

No podía ser, una vez más, la persona misteriosa que toca el trombón irrumpía mi calma. Ya no me acordaba de él... Qué pesadez. La verdad es que aquellos que tengáis vecinos que aprenden a tocar un instrumento ya sabéis de lo que hablo. Yo creo que hace más de 8 años que oigo a esta persona practicar con el trombón. Al principio parecía que fuera un poco torpe. No sé... Año tras año tocando la misma escalera de notas sin ver ninguna melodía reconocible. 

Pero hubo un año que a parte de tocar las notas habituales; las notas se convirtieron en una canción. Pero era algo puntual. Y así dos años más. El año pasado el aprendiz ya sabía tocar bastante mejor. Más bien practicaba canciones. Y este año seguimos igual. 

Yo entiendo que no se puede decir nada. Lo sé. Pero no puedo evitar pensar algunas veces que se vaya a tocar a otro lado. A veces me imagino a mi misma cogiendo ese instrumento molesto y monótono y saltando encima de él hasta dejarlo plano como una hoja de papel como si se tratara de una escena de dibujos animados. Es que es lo único que rompe la calma en ese oasis de silencio.

Bueno, eso y unos vecinos molestos que en lugar de hijos parecen tener bestias que gritan diciendo palabrotas (¿Sus padres no les han dicho que esas cosas no se dicen?). Los niños crecen año tras año, pero siguen gritando igual. Parece que no saben comunicarse o jugar sin elevar el tono de voz. ¿Cómo lo soportan en invierno los padres cerrados en una casa?

Pero eso es lo que lleva la convivencia: convivir con otros. Es un poco pesado aguantar ciertas conductas, pero hay que aguantarse o irse en medio de una montaña. Porque es más fácil mudarse que hacer entender a ciertas personas que su libertad termina dónde empiezan a molestar a otro (y no lo digo por el de la música, aunque en invierno tampoco se lo escucha. ¿Sólo practica en verano?).

Solución práctica: cascos en las orejas y a escuchar una lista propia de Spotify.