jueves, 2 de mayo de 2013

PONERLE NOMBRE AL MIEMBRO

Seguro que no es algo desconocido que muchos hombres deciden ponerle un nombre a su miembro más preciado. De hecho, según los sondeos, un 60% de los hombres deciden bautizar a su pene.

Lo primero que debo decir, a modo personal, es que me parece una costumbre un poco fea y hortera. La verdad es que me parece una costumbre infantil y un poco narcisista. No sé decir exactamente por qué, no es que ofenda a nadie, pero me parece una manera de darle importancia, de no decir las cosas por su nombre y de pensar que el pene tiene vida propia. Pero como he dicho, tan solo es mi opinión.

Cierto es que en algunos momentos, más en la adolescencia masculina, el miembro parece tener vida propia y reclama atención en momentos poco adecuados, pero al madurar, debería de ser una parte más del cuerpo controlada por el cerebro; aunque parece que algunos no lo consigan.

Lo que más triste me parece es aquellas conversaciones públicas en las que de pronto algunos hombres empiezan a hablar de su pene como si fueran amigos a los que cuidar: "Es que Carlitos tiene ganas de salir a pasear" o "Manolito se lo pasó muy bien ayer". Y lo dicen con una sonrisa, orgullosos de que su querido miembro esté presente en su vida. Por favor, al menos dejen esta costumbre para su vida íntima, no es necesario que todos sepamos cómo llama a su mejor amigo.

También hay quien orgulloso de él mismo, decide ponerle un nombre más majestuoso del tipo "Señor", "Anaconda", "Godzilla", "Terminator", etc. Supongo que para gustos, colores. 

Pero no conozco ninguna mujer que haya nombrado su vagina. No conozco Pepitas, ni Manolitas, ni violetas. Y seguro que hay mujeres que han bautizado su vagina, pero no es tan frecuente. 

Pero para aquellos que realmente les gusta hablar de su pene como su gran amigo, que están orgullosos de él como de un hijo y que consideran un portento de la ciencia, que sepan que hay una empresa americana que permite registrar el nombre de su pene. Por una pequeña cantidad de dinero, le mandan a casa un diploma que demuestra que el nombre de su pene está registrado y que nadie más lo llamará así.  Creo que todos aquellos que hablan de su pene entre cenas y copas estarán contentos de tener el diploma colgado de la pared de su habitación. 

O les queda la opción de dejar de publicar sus intimidades... Pero hay que reconocer una cosa: hay gente con una creatividad desbordante para ponerle nombre a su pene. Felicidades por ello.





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