viernes, 26 de noviembre de 2010

ME ATIENDEN A MI, GRACIAS

Hoy he ido a comprar en Sephora un regalito para mi sobrina. He estado un buen rato mirando y entonces ha llegado una amable señorita para pedirme si necesitaba ayuda. Después de contarle lo que buscaba, me ha enseñado todo de cositas y cositas (por cierto me hubiera llevado media tienda) hasta que he dado con lo que quería.

¿Os podéis creer que a lo largo de este proceso nos han interrumpido tres veces? Por qué sí, porque a la señora X le apetece preguntarle a la señorita del Sephora lo que sea: “¿Oye, esto cuánto vale?” “¿Sabes si esta crema está en otro tamaño?” “¿Me puedes decir qué diferencia hay entre este producto y el otro?”

Pero bueno, ¿no ves que me están atendiendo a mí? ¿No ves que estamos hablando, intentando mantener una conversación o que estoy pagando? No puedo entender a la gente… ¿Qué clase de egocentrismo lleva a ir por el mundo pensando que vas sólo? ¡La gente ha esperado su turno! Y estoy más que segura que si se lo hicieran a estas mismas personas, se enfadarían.

No lo entiendo. Y lo peor de la vida es cuando la pobre señorita de las tiendas les tiene que decir: “¿Puede esperar un momento por favor? Ahora la atiendo, es que estoy con esta señorita.” Que vergüenza pasaría yo si me dijeran estas palabras…

Pero esta clase de personas no siente vergüenza, sencillamente hacen lo que quieren. Les da igual el resto. Y no me digáis que soy exagerada, porque si aplicamos el mismo patrón en la cola del supermercado, tod@s estaréis de acuerdo en que no es normal que estéis haciendo cola y una persona decida pasar delante sin más motivo que su propia decisión.

Pero aún existe una situación peor: cuando la señorita que te atendía decide hacerle caso a la persona intrusa pasando de ti completamente. Es decir: le importa muy poco tu tiempo y la otra persona parece tener algo que la hace más importante para decidir que es de vital importancia dedicarse a ella en lugar de a ti.

Cuando me ha pasado esto (un par o tres de ocasiones en mi vida) me he acercado con tranquilidad a la señorita de la tienda y las he interrumpido: “¿Perdone, hay algún motivo por el cual usted ha decidido dejar de atenderme y dar prioridad a está persona mal educada?” Siempre viene un silencio y luego un “no hay para tanto, era sólo un momento, no se ponga así, etc.”

O sea, que al final, en su egocéntrico y limitado punto de vista, yo soy la mal educada.

4 comentarios:

  1. Pues que quiere que le diga señorita, usted sí es una maleducada, júzguese con la misma capacidad conque juzga a los demás;
    la mala educación no se "combate" siendo una maleducada.
    Ea!

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  2. Me parece que la persona que ha comentado mas arriba, es de las personas que interrumpen jajaja o es que tiene suficiente tiempo para que eso no le moleste,en ambos casos pienso que se esta hablando de educación y si te estan atendiendo a ti NADIE debe interrumpir.PERO COMO ESVITAR ESTA DESGRACIA MIENTRAS BELEN ESTEBAN SEA LA PRINCESA DEL PUEBLO???? EA!!!

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  3. En primer lugar, gracias por participar. Me gustan todas las opiniones.

    Respecto al primer comentario, le pondré un ejemplo muy fácil de entender:

    En el párvulos se pinta y aunque se salga de la ralla, los niños lo hacen bien.
    Más adelante, no se admite salirse de la ralla, y los dibujos son más elaborados. Y los niños lo hacen bien.
    Cuando llegamos a la universidad, sería imperdonable salirse de la ralla o no saber dibujar una casita.

    Pues esto es lo mismo, según quien mire el dibujo, estará bien hecho. A lo mejor usted, sin ser consciente de ello, se sale de la ralla...

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  4. Estoy de acuerdo con la pija, si senyor!

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