En estos días por excelencia se celebran las fiestas mayores de los diferentes pueblos. No sé si vosotros los habéis visitado o estáis instalados en alguno.
En mi caso, sí. Estoy en un pueblecito de montaña, dónde han montado atracciones, tiendecillas, un espacio con escenario para conciertos, teatros, etc. Y ayer fuimos a dar una vuelta por la zona de las atracciones. De verdad que la crisis está haciendo estragos, porque cada vez se ve más pobre todo y con menos gente. A mi ya me gusta, estoy más tranquila y hago lo que quiero con más tranquilidad.
El caso es que fuimos a comer un bocata en la caseta de las atracciones. Allí hay que hacer un esfuerzo: no se puede mirar nada. Si analizamos cómo tenía las manos el señor, cómo estaba de sucia la plancha, y el hecho que tuviera un pote para matar cucarachas en la puerta... Uno ya no comería nada porque empieza a picarle todo. La verdad: el bocata estaba muy bueno. Hay que armarse de paciencia porque parece que los traigan de Alemania, pero a parte de la espera, muy bien.
Muy bien hasta que ya no puedes más del olor de fritanga que envuelve el ambiente. ¡Qué peste por favor! Así que decidimos ir a dar una vuelta por las tiendecillas para poder desintoxicarnos un ratito. Las tiendas son las de siempre: una de pulseras con tu nombre, una de elementos mayas o mejicanos (no conozco bien las diferencias y no sé de dónde es típico todo aquello). La verdad es que no le veo la gracia a estar allí vendiendo eso. A ver, ¿Para qué quiero yo un poncho hippie? ¿de verdad venden eso? Yo nunca veo gente con esas prendas, así que me cuenten...
Luego están las típicas prendas de intento bohemio del año. Acostumbran a ser blancas, intentando dar un punto ibicenco, pero consiguen más algo cutre que bonito. Y este año, amigos míos, han querido estar al día con las tendencias y han decidido llenar toooodas las casetas con un nuevo diseño innovador: ahora podemos encontrar esos pantalones hippies, anchos y cagados con print animal.
Maravillosos: una línea de estampados de leopardo, zebra, tigre y otros dibujan las casetas de la feria... ¡Qué bonito! ¿Quién tuvo la genial idea? No sé, pero si alguien lo conozca que le transmita por favor que no he visto cosa más fea, cutre y hortera que los nuevos modelos de la feria. Y de momento, aun no he visto a nadie con esos pantalones. (Aún queda algo de dignidad por el mundo, hay esperanza). No se me pongan valerosos queridos feriantes, hay que tener mucho gusto para llevar estas prendas y no caer en la imagen de hortera y tampoco se me ofendan, pero dejen el diseño y la moda para los que saben...
Y a los transeúntes, por favor,no me sean cutres y analicen bien lo que se compran... Mejor se llevan las gafas de sol estilo corazón o una pulsera y no arriesguen su reputación con los pantalones.
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